Somos muchos los que, en algún momento de nuestra vida, hemos podido idealizar a otra persona, colocándole en un pedestal inalcanzable, más alineado con nuestras expectativas y deseos que con lo que esa persona realmente es. Probablemente, si has tenido esta experiencia en tu vida, sabrás que esto perjudica a nuestra capacidad de relacionarnos de manera sana con esa persona y que puede llegar a afectar mucho a nuestro bienestar.
Es común que la idealización se dé en las relaciones de pareja, aunque también puede manifestarse en otras áreas de la vida como por ejemplo en relaciones de amistad, relaciones laborales, familiares…
A lo largo de este post, explicaremos en qué cosiste este mecanismo psicológico, qué nos puede llevar a idealizar a alguien, cómo podemos identificarlo y, lo más importante, cómo podemos salir de estas situaciones para poder relacionarnos con los demás desde un lugar más saludable.
- Primera entrevista GRATIS
- Conoce a tu psicólogo antes de decidir
- Si no es para ti, no pasa nada
Índice
¿Qué significa idealizar a alguien?
Antes de profundizar en las razones que pueden llevarnos a idealizar a otra persona, es importante que entendamos qué es exactamente el mecanismo psicológico de la idealización.
Idealizar a alguien significa asignar atributos demasiado positivos a otra persona, ignorando cualquier otra parte o característica que no nos guste tanto o que incluso sea negativa. Es decir, significa atribuir al otro/a la perfección, no siendo capaces de tener un criterio realista, pues la realidad es que todas las personas tenemos tanto virtudes como defectos y que tanto podemos hacer las cosas bien como, en ocasiones, equivocarnos.
Por otro lado, cuando idealizamos a otra persona entramos en una dinámica y en un proceso psicológico según el cual llegamos a pensar que la otra persona es más de lo que nos merecemos, que es mucho mejor que nosotros/as. Esto nos lleva a intentar complacerle y a hacer muchos esfuerzos para que no decida cortar el vínculo. Como consecuencia, podemos incluso llegar a darle prioridad sobre nosotros mismos/as y esta es una de las principales razones que hacen que idealizar sea un mecanismo psicológico perjudicial para nuestro bienestar.
¿Por qué tendemos a idealizar a las personas?
1. Baja autoestima
Una de los motivos que nos pueden llevar a la idealización recurrente de otras personas es tener una baja autoestima. Cuando no tenemos una buena relación con nosotros/as mismos/as, es común tender a valorar mucho más positivamente a los demás por encima de nuestro propio valor, es decir, sobredimensionemos lo que vemos en los demás que consideramos que nosotros/as no tenemos.
Por esta razón, tener una visión propia muy exigente o dura (que nos impide poner en valor nuestros propios recursos y virtudes) hace más probable que caigamos en la idealización de alguien. Así mismo, esto acaba generando un círculo vicioso, pues cuanto más idealizamos a los demás, más minimizamos nuestras propias capacidades y aspectos positivos.
2. Búsqueda de inspiración
Otra de las razones que nos pueden llevar a idealizar es llevar al extremo la búsqueda de inspiración en otras personas. Tener referentes, en ocasiones, nos puede servir como motor para realizar cambios positivos en nosotros/as mismos y para esforzarnos en ser mejores. Esto en sí mismo no es malo.
El problema aparece cuando no tenemos conciencia de que cualquier persona a la que admiremos tendrá tanto sus luces como sus sombras, aunque a nosotros/as nos esté sirviendo de guía una parte de esa persona.
3. Influencia social
Otro de los factores que juega un papel importante en la idealización de otras personas es la influencia social. A través de los medios de comunicación, y más específicamente de las redes sociales digitales, nos llegan a diario imágenes de personas que parecen tener vidas perfectas, muchos amigos/as, parejas felices, éxitos…
Toda esta información puede distorsionar nuestra percepción del mundo y de los demás, y llevarnos a comparaciones donde nos devaluamos, idealizando las vidas de otras personas.
4. Necesidad de conexión emocional
Por último, otro de los motivos que nos llevan a realizar y mantener las idealizaciones de otras personas es la necesidad de conexión emocional. Frente al dolor de asumir que alguien no nos está tratando bien, como mecanismo de defensa, podemos crear una versión idealizada de esa persona para conseguir mantener la conexión emocional. Al hacerlo, evitamos enfrentar la realidad de que algunas personas no nos tratan como merecemos. Sin embargo, como podemos intuir, a la larga esto acaba siendo perjudicial para nuestra salud emocional.
- Quizá te interese: ¿Cómo saber si estoy enamorada?
¿Cómo saber si estamos idealizando a alguien?
A continuación, enumeraremos algunas de las señales que nos pueden dar información de que quizás estamos idealizando a otra persona:
1. Expectativas muy altas
Si te das cuenta de que esperas constantemente que otra persona se comporte de formas que realmente no coinciden con su forma de ser o que son exigencias propias más que realidades, es posible que estés idealizando a esa persona.
2. Decepciones frecuentes
Cuando idealizamos a alguien es común que suceda de manera repetida que nos llevamos decepciones porque la persona no cumple con aquello que deseamos. Si esto te sucede con alguien, una posibilidad (aunque no la única) es que le estés idealizando.
3. Justificaciones de sus acciones
Si te descubres dándote a ti mismo/a excesivas explicaciones para justificar comportamientos que no te gustan de alguien, esto puede ser una señal de alerta a considerar.
4. Relación poco igualitaria
Si identificas que dentro de una relación eres tú siempre quien da, de manera muy desequilibrada, esto también puede ser una señal de que estás idealizando a la otra persona.
Cómo dejar de idealizar a una persona
A continuación, nombraremos algunas pautas que pueden ayudarnos a dejar de idealizar a otras personas:
1. Reconoce la idealización
Uno de los primeros pasos para hacer cualquier cambio es identificar lo que nos está pasando. Por esta razón, para dejar de idealizar a alguien la primera pauta es reconocer que hemos construido una imagen de esa persona en la que sobredimensionamos los aspectos positivos.
Para ello, puede ser útil hacer el ejercicio de describir a esa persona pensando tanto en las cosas que nos gustan como en las que no nos gustan. Es especialmente necesario que hagamos un esfuerzo en identificar aquello que no nos guste tanto o que pueda ser algún defecto.
2. Acepta la imperfección
Algunas premisas que podemos repetirnos para trabajar en la deconstrucción de las idealizaciones son “nadie es perfecto”, “las personas tenemos tanto virtudes como defectos”, “el amor real consiste en abrazar las luces y sombras del otro/a”.
Si lo pensamos bien, aceptar las imperfecciones como algo humano y bello tiene muchos beneficios. Por un lado, baja la presión de que la otra persona tenga que cumplir con nuestras altas expectativas siempre (algo que suele llevarnos a decepciones) y, por otro lado, nos coloca en un lugar más igualitario en relación con los demás.
3. Mejora tu autoestima
Otro aspecto necesario a trabajar para evitar las idealizaciones de los demás es mejorar la relación con nosotros/as mismos. Cuanta más ajustada y realista sea la imagen propia que tenemos y más nos respetemos y cuidemos, menos probable será que idealicemos a otras personas.
Si tienes una imagen de ti mismo muy devaluada, un primer ejercicio que puedes hacer es tratar de ampliar la descripción que tienes de ti mismo/a, poniendo el foco en todas aquellas características positivas de tu persona, aquello que se te da bien, los recursos con los que cuentas, lo que aportas en las relaciones… Si te cuesta reconocer todo esto puedes pedir ayuda a las personas que te conocen y quieren. Si aún así sigue siendo muy difícil, quizás un proceso de terapia psicológica especializada en autoestima puede ser útil para ti.
- Quizá te interese: Los componentes de la autoestima y las claves para mejorarla
4. Enfócate en la realidad de las relaciones
Por último, otra pauta importante es enfocarnos en cómo realmente es nuestra relación con esa persona. Para ello, puedes tratar de fijarte en los aspectos más objetivos: cuántas veces nos vemos, cómo de recíprocas son las conversaciones y propuestas en ese vínculo, qué tipo de planes hacemos, si la otra persona muestra iniciativa y cuidado o no…
Conclusiones
A lo largo de este artículo, hemos explicado cómo la idealización es un mecanismo psicológico que puede acabar dañándonos a nosotros/as mismos/as y ser perjudicial para cualquier relación, debido a la gran carga que colocamos en la persona a la que idealizamos.
Para concluir, queríamos recordar que no hay ninguna persona perfecta, que es absolutamente normal que haya partes de otras personas que no nos gusten del todo y que la manera más sana de amar tiene que ver con aceptar a los demás con sus virtudes y defectos. Empeñarnos en negar lo menos bonito, sólo nos lleva a mantenernos en una fantasía que acaba generándonos mucha frustración porque es difícil que se cumpla.
¿Necesitas ayuda psicoterapéutica?
Si al leer este artículo has identificado que tiendes a idealizar a otras personas y sufrir emocionalmente por ello, nuestro equipo de psicólogos profesionales te podría ser de ayuda. En Avance Psicólogos llevamos más de 25 años ofreciendo nuestros servicios de psicoterapia en Madrid. Actualmente ofrecemos sesiones tanto de manera presencial como en el formato de terapia online. Nuestros psicólogos y psicólogas pueden atender tu caso de manera especializada a las necesidades personales.
- Primera entrevista GRATIS
- Conoce a tu psicólogo antes de decidir
- Si no es para ti, no pasa nada
Referencias bibliográficas:
Aragón, R. S. (2009). Expectativas, percepción de estabilidad y estrategias de mantenimiento en las relaciones amorosas. Enseñanza e investigación en psicología, 14(2), 229-243.
Perea, L. G. y Almanzor, C. V. (2020). Mitos del amor romántico y calidad en las relaciones sentimentales adolescentes. Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia y Tecnología, 13(1), 150-161.
Velasco, C., Manzano, M. C. y Rovira, D. P. (2004). Formas de afrontamiento, mecanismos de defensa e inteligencia emocional: comparación teórica y evaluación empírica de su frecuencia y funcionalidad. Revista de psicoterapia, 15(60), 23-46.