¿Cómo nos protege de la ansiedad una buena alimentación?

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¿Cómo nos protege de la ansiedad una buena alimentación?. La buena alimentación es mucho más que una manera de mantenernos en forma y de evitar la aparición de enfermedades físicas. Además, es una manera de velar por nuestra salud mental, que no puede ser desligada de “la salud” a secas.

En este artículo veremos un ejemplo de ello, deteniéndonos a analizar de qué manera el hecho de comer bien nos protege contra la ansiedad.

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¿Qué es la ansiedad y a qué alteraciones puede dar lugar?

La ansiedad es un mecanismo de adaptación a las situaciones en las que afrontamos un problema real o imaginario, que requiere que podamos actuar rápidamente ante él, mediante procedimientos de urgencia. Por ello, incluye tanto procesos psicológicos como fisiológicos, de manera que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente estén en las mejores condiciones posibles para reaccionar ante estímulos clave.

Normalmente la ansiedad es útil, pero a veces da lugar a problemas psicológicos. Los más relevantes son los conocidos como trastornos de ansiedad, que incluyen las fobias, la ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, y más. Surgen cuando “aprendemos” a reaccionar con un nivel de ansiedad desmesurado ante situaciones que no lo merecen, o que deben ser abordadas desde soluciones que van más allá del solo hecho de estar ansiosos y dirigir nuestra atención hacia el corto plazo.

¿Cómo nos protege de los problemas de ansiedad el hábito de tener una buena alimentación?

Como hemos visto antes, la ansiedad no es únicamente un fenómeno subjetivo asociado al malestar, ni el hecho de pensar de una determinada manera mientras estamos “nerviosos”. Creer eso sería caer en una visión muy simplista y reduccionista de la ansiedad, que además de tener una faceta ligada a las emociones y los fenómenos cognitivos (esto es, vinculados a cómo pensamos y razonamos), incluye una serie de mecanismos fisiológicos. Estos, a su vez, se ven claramente condicionados por el estado físico en el que se encuentra nuestro organismo.

Mantener un hábito en el que tengamos una buena alimentación, mantendrá a raya nuestra ansiedad.  Aspectos como el buen funcionamiento de las glándulas segregadoras de hormonas, la capacidad de las células para captar los nutrientes de la sangre a un ritmo adecuado o incluso el estado de nuestros intestinos son ejemplos de elementos biológicos que influyen en cómo nos sentimos y cómo nos comportamos. Y no todo tiene que ver con el dolor físico o la fatiga; lo biológico está, en mayor o menor medida, detrás del modo en el que experimentamos todo el abanico de emociones y sentimientos. La idea de que nuestra consciencia y todos los procesos psicológicos ligados a ella forman parte de una realidad separada de nuestro cuerpo (al ser elementos privados y subjetivos) puede llegar a ser una ilusión muy convincente, pero aunque muchas veces no nos demos cuenta de ello, no deja de ser eso, una ilusión.

Teniendo en cuenta eso, no sorprende que el modo en el que comemos tenga un impacto en nuestra manera de experimentar la ansiedad, haciéndonos más o menos propensos a ella. Si nos alimentamos de una manera adecuada, nuestro cuerpo contará con los nutrientes adecuados y funcionará de manera óptima, minimizando el desgaste físico generado por el esfuerzo y las actividades del día a día.

Pero si no tenemos una buena alimentación, puede que nos provoque diferentes alteraciones como pueden ser los trastornos de ansiedad. Sufriremos un déficit de ciertos nutrientes y nuestro organismo intentará compensar esa falta de recursos “ajustando” su estado, lo cual implica cambios físicos y psicológicos. En este sentido hay que recordar que la ansiedad es un mecanismo de adaptación a las situaciones de crisis, en las que necesitamos estar atentos y “en guardia” debido a que somos vulnerables y necesitamos poder reaccionar rápidamente para dejar de exponernos a un riesgo.

Por otro lado, una mala alimentación hace que el organismo deje de hacer un uso eficiente de los recursos de los que dispone, dado que necesita dar prioridad a los procesos biológicos que nos mantienen con vida a corto plazo; por eso, la desnutrición y la malnutrición hacen que nuestro sistema inmunitario se resienta (dado que pasa a un segundo plano). A su vez, existen indicios de que los procesos inflamatorios asociados a una bajada en las defensas del cuerpo nos predispone a desarrollar síntomas de tipo ansioso y depresivo.

¿Te interesa disponer de ayuda psicoterapéutica?

La ansiedad está detrás de muchas de las formas de malestar que experimentan quienes van a psicoterapia. Afortunadamente, con el apoyo profesional de un psicólogo es posible superar estas alteraciones y prevenir la aparición del resto de complicaciones de la salud asociadas a ellas.

Por eso, si quieres aprender a gestionar mejor la ansiedad para que no sea un problema, te invitamos a ponerte en contacto con nosotros. En Avance Psicólogos disponemos de más de dos décadas de experiencia ofreciendo tratamiento para la ansiedad, y actualmente nuestras sesiones pueden ser realizadas tanto presencialmente como de manera online.

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Referencias bibliográficas:

Amigo, I.; Fernández, C. & Pérez, M. (2009). Manual de Psicología de la Salud. Madrid: Pirámide.
Brannon, L. y Feist, J. (2001). Psicología de la Salud. Parainfo: Madrid.
Kanba, S. (2001). Psychoneuroimmunology: A Dialogue between the Brain and Immune System. Journal of International Society of Life Information Science, 19(1), 141-145.
Sandín, B. (1999). Estrés psicosocial. Madrid: DOPPEL.

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autora del artículo

Picture of Por Laura Palomares Pérez

Por Laura Palomares Pérez

PSICÓLOGA - SEXÓLOGA COLEGIADA M-15270

Laura Palomares (Madrid, 1973) se licenció en Psicología en la por la UAM, funda y forma parte de Avance Psicólogos desde el año 1999. Amplía su formación en los siguientes ámbitos de la psicología: Título de Formadora en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henarés. Master en Sexología por el Instituto de Sexología de Madrid (In.Ci.Sex) Universidad de Alcalá de Henares. Prácticum en la Sociedad Sexológica de Madrid-Fundación SEXPOL. Título de Especialista en Terapia Gestalt, por la Fundación Laureano Cuesta en la Universidad de Comillas. Especialista en Terapia de Pareja, por el Centro Psicológico Dr. De Francisco. Diploma en Técnicas de Integración Cerebral (TIC), por el Centro de Terapias de Avanzadas. Tras 25 años de experiencia como psicoterapeuta, ahora colabora como divulgadora para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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