Una de las primeras preguntas que suelo hacer cuando las personas vienen a la consulta es en qué creen que les puedo ayudar yo. Esto lo pregunto porque de haber dado con una solución o estrategia para resolver el problema con el que vienen, no estarían delante de mí. Es obvio, que sea lo que sea lo que han intentado por sí mismos no está funcionando. Es una verdad como un templo que solemos utilizar la terapia como último recurso.
Pero ¿qué significa realmente ir a terapia? ¿qué es lo que puede hacer un psicólogo por ti? En este post leerás un listado de una serie de beneficios que puedes conseguir yendo a terapia y cómo sacarle provecho a esta.
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Índice
¿Cómo te ayuda un psicólogo?
Un psicólogo es una persona formada en un grado de Psicología. Obviamente, a la hora de elegir profesional es imprescindible y esencial la formación que tenga. Más allá de eso, un psicólogo, principalmente, es una persona que te escucha. Las personas que hemos ido a terapia, además, sabemos que un psicólogo jamás te va a juzgar y va a validar tus emociones. Lo más importante aún es que te va a enseñar a validarte a ti mismo tus emociones, darles palabras y darles cabida.
Entre otras, la función principal del psicólogo es ofrecerte un espacio en el que puedas hablar de lo que te preocupa y un espacio en el que te sientas a gusto para preguntar cómo afrontar esas preocupaciones. No obstante, ahí no se puede acabar el trabajo en la terapia, pues se quedaría cojo.
El psicólogo te va a dar herramientas para gestionar tu ansiedad, curar tu adicción, superar una ruptura o salir de la depresión. Para ello, te va a dar técnicas para la aceptación de aquello que no puedas cambiar y el compromiso para generar los cambios que sí son posibles realizar.
Los beneficios de acudir a terapia con un psicólogo
Estos son los principales beneficios que te puede reportar el acudir a una terapia. Lo dicho, no te vas a beneficiar de cada uno de ellos en caso de que decidas comenzar este proceso terapéutico, pero sí de unos cuantos.
1. Tener un espacio seguro y sin juicios
Tener un espacio para ti en el que una persona ajena a tu entorno no te juzga. Claro que puedes contar lo que te pasa a alguien que sientas cercano, pero únicamente contarlo no va a hacer que adquieras las herramientas para lidiar con ello.
Por ejemplo, he escuchado demasiadas veces aquello de “¿De qué me sirve ir al psicólogo? ¿Para contar lo que me pasa? Eso ya lo sé yo”. La terapia te va a ofrecer un espacio en el que te vas a sentir comprendido.
Tu terapeuta tendrá que conocer tu contexto y ver el mundo a través de tus zapatos. Al no tener un vínculo afectivo con las personas que te rodean, el psicólogo parte con la ventaja de que va a ser mucho más objetivo que lo que lo será una persona de tu entorno.
2. Comprender lo que te sucede
Ponerle palabras a lo que sientes es mucho más terapéutico de lo que imaginas. Puede que cuando estés en las sesiones te preguntes cómo no habías entendido antes lo que sentías, llegando a esa misma conclusión tú solo. Sin embargo, es precisamente el espacio de terapia el que te proporciona esa oportunidad.
Además, a través del análisis de tu contexto, el trabajo de tu psicólogo consistirá en ayudarte a comprender para qué actúas como actúas o porqué piensas como piensas. Ese es su trabajo principal. Haciéndotelo saber a ti, te ayudará a comprender sin juzgarte. Aunque tu psicólogo sea un extraño, logra entenderte porque ha estudiado cómo funciona la mente humana; y sabe que la cabeza, a veces, nos juega malas pasadas.
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3. Generar cambios en tu vida
En demasiadas ocasiones, nos quedamos esperando a que “vengan tiempos mejores”. Sin embargo, cuando optamos por esta estrategia lo que hacemos es esperar. Los cambios no se generan por ciencia infusa.
Tu psicólogo te dará pautas para que comiences a generar esos cambios que necesitas y veas que dependen de ti.
4. Aprende a escucharte a ti mismo/a
Tener otro punto de vista siempre ayuda. Además, el simple hecho de poner tus pensamientos y tus emociones sobre la mesa te obliga a escucharte. También aprendes a relativizar. A veces, cuando nos escuchamos nos damos cuenta de que estamos enfocando mal las cosas y que posiblemente estemos haciendo una montaña de un grano de arena.
Ojo, relativizar no es buscar la aprobación de tu psicólogo. Igual que tú aprenderás a escucharte tu terapeuta estará ahí para escuchar lo que necesites compartir, no para compartir opiniones o decirte cómo actuaría él, ya que viviréis contextos y experiencias distintos.
5. Modificar creencias limitantes
La mayoría de las personas que acuden a terapia lo hacen porque tienen una forma de pensar demasiado rígida. Lo que ocurre es que aún no lo saben. El trabajo en terapia consistirá en darte cuenta de que determinado pensamiento no solo no te hace bien, sino que además te impide actuar y tener actitudes más sanas. Nos dañan las creencias que tenemos arraigadas sobre la familia, las amistades, el amor, la pareja o el trabajo. Todos tenemos unas cuantas y el verdadero crecimiento consiste en que seamos conscientes de ellas y elegir si hacer caso literal al pensamiento o seguir avanzando. Un ejemplo muy claro es: pensar “soy un inútil” no te convierte en un inútil. Tus pensamientos no te definen.
6. Sanar heridas emocionales
Más de lo que desearíamos, muchas experiencias en nuestra vida nos duelen, sobre todo aquellas que tienen que ver con nuestras relaciones con los demás. Cuando alguien no hace daño el rencor se puede instalar en nuestro interior y algo nos impide que la interacción con esa persona fluya. Le criticamos y no sabemos por qué, la comunicación se vuelve cada vez más difícil, no entendemos por qué no nos entiende, etc.
A pesar de lo que nos puede decir la sabiduría popular, dialogar es increíblemente terapéutico. Tu psicólogo te dará una serie de herramientas para que puedas superar un bache, una ruptura, una mala racha con alguien o un evento desagradable o traumático.
7. Mejorar la autoestima
Al ver que la persona que tienes enfrente no te juzga, al mismo tiempo te está enseñando a no juzgarte a ti mismo. Existen algunas pautas y ejercicios que te pueden ayudar para mejorar tu autoestima, pero igual que has aprendido a no quererte, valorar y apreciar tus logros, puedes aprender lo contrario. Los aprendizajes son procesos.
8. Confidencialidad
Mucha gente no comparte determinados aspectos de su vida con nadie más que con su terapeuta. Bien porque el tema es demasiado tabú para su entorno, bien porque carece de habilidades sociales y emocionales para compartir lo que necesita. Esto no significa que tengan secretos, sino que en terapia se sienten seguras a la hora de hablar y que saben que ese espacio es suyo y que no van a ser juzgadas.
El psicólogo, además, tiene la obligación ética de respetar esa confidencialidad, claro está. Así, puedes estar seguro de que aquello que se habla en terapia, se queda en terapia.
9. Mejorar tus habilidades sociales
Puede que este no sea tu motivo de consulta. Aunque no tengas problemas a la hora de relacionarte, inevitablemente el conocerte va a generar que sepas expresar mejor tus necesidades a los demás. Escucharte es una herramienta poderosa, pero expresar lo que quieres lo es aún más. Además, aprenderás a hacerlo de forma asertiva. La empatía te ayudará a pedir y hablar de tus sentimientos de modo que no hieras los sentimientos de la otra persona. Asimismo, cuanto mejor nos conocemos, mejor sabemos leer las necesidades de los demás, a empatizar con ellos y darles lo que necesitan. Así, se construyen relaciones muy sanas y enriquecedoras.
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10. Entrenar en solución de problemas
Además de la relativización, en ocasiones, estamos tan anclados en una creencia que no vemos las alternativas reales que tenemos para solucionar algún problema para evitar un malestar evitable o, mejor dicho, tener más bienestar. El psicólogo te ayudará a ver esas alternativas y te acompañará, a través del compromiso terapéutico, a que las lleves a cabo. Por ejemplo, si estás en una racha que estás sufriendo mucho estrés laboral, puede que no te sea posible cambiar de trabajo, pero quizás puedas organizarte tus tareas de forma más eficiente, de forma que tengas tiempo para el descanso.
11. Contar con la perspectiva de un profesional
Ten en cuenta que quien te está ayudando a entender lo que te pasa es una persona que ha estudiado psicología y distintos tipos de terapia. El psicólogo siempre va a tratar de darte la visión más científica, pero en tu lenguaje, es decir, adaptándose a ti. No pretende darte lecciones de psicología, para eso ya están los libros y manuales, nada a lo que no puedas acceder por tu propia cuenta.
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12. Vives en el presente
La mayoría de dificultades con las que la gente acude a terapia tienen que ver con el pasado. Muchas personas están ancladas en el pasado y no pueden avanzar por la forma de verlo o gestionarlo. Además, también puede ocurrir que le tengamos miedo al futuro, o sea, a los cambios, a pesar de que sea un cambio lo que más anhelemos en nuestras vidas.
Esto tiene que ver con la tendencia humana a evitar lo desagradable en el presente. Me explico: no atreverse a hacer cosas por el miedo al fracaso, querer evitar la ansiedad, el enfado, etc. evita, precisamente, que se den esos cambios. No salimos de nuestra zona de confort y las estrategias que utilizamos para no sentir esas emociones pueden acabar convirtiéndose en el problema. Por ejemplo, si tengo miedo a hablarle a la persona que me gusta y le dejo de hablar, a corto plazo estaré evitando ese miedo, pero a largo plazo lo que ocurre es que no estás con la persona que te gusta.
Vivir en el presente no solo se trata de disfrutarlo sino también aprender de él.
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Conclusiones
En definitiva, un psicólogo es un profesional de la psicología que te ayuda a comprender qué es lo que te pasa y, a partir de ahí, te acompañará para encontrar las herramientas que necesitas para afrontar lo que te preocupe, gestionar tus emociones, aceptarlas y comprometerte con la acción al cambio.
Los beneficios de la terapia son muchos y, la mayoría de gente que acude consigue, principalmente, conocerse, vivir con aceptación aquello que no puede cambiar, comprometerse con lo que sí puede. Luego estarían los beneficios colaterales como mejorar habilidades sociales, la autoestima, reparar relaciones y heridas, aprender a validarse y a no juzgarse. En conclusión, un psicólogo sirve para mejorar como persona y alcanzar a vivir la vida que elijas vivir. En definitiva, el psicólogo será tu compañero de viaje.
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¿Sigues postergando tu bienestar emocional?
Si al leer este artículo has sentido que algunos de los desafíos mencionados resuenan contigo, pero aún dudas en buscar ayuda, quizá sea el momento de reconsiderarlo.
En Avance Psicólogos, colaboramos con un equipo de profesionales preparados para acompañarte en un proceso terapéutico basado en la ciencia, en un espacio seguro y libre de juicios. La terapia no es solo para momentos de crisis, sino para cualquier persona que quiera conocerse mejor, gestionar sus emociones y mejorar su calidad de vida.
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Referencias bibliográficas:
Barraca Mairal, J. (2009). Habilidades clínicas en la terapia conductual tercera generación. Clínica y Salud, 20(2), 109-117.
Erskine, R. G., Moursund, J. P., & Trautmann, R. L. (2012). Más allá de la empatía. Una terapia de contacto en la relación (N. Maestre, Trad.). Descleé de Brouwer.(Trabajo original publicado en 1999).
Yalom, I. D., & Fernández, J. S. (2018). El don de la terapia. Destino