Los ataques de pánico son un motivo de consulta muy frecuente en la terapia psicológica. Se pueden dar tanto de manera aislada, como dentro de otras dificultades o trastornos mentales (como por ejemplo, los trastornos de la conducta alimentaria, las fobias específicas o las adicciones).
Independientemente de cómo o cuándo se den, los ataques de pánico son un conjunto de síntomas que son muy desagradables. Casi todas las personas han experimentado alguno: te entra un sudor frío, te tiembla el pulso, sientes que el corazón te va mil y tienes la sensación de que el aire no llega a tus pulmones, no sabes la razón y, si no es la primera vez, piensas que te vas a volver loco.
Si alguna vez o más de una has experimentado esto es probable que estés sufriendo ataques de pánico. En este artículo te explicamos exactamente qué son los ataques de pánico, cuáles son sus síntomas y sus causas y cuál sería su tratamiento.
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Índice
¿Qué son los ataques de pánico?
Los ataques de pánico son episodios en los que la persona experimenta un nivel muy alto de angustia debido a que su sistema nervioso comienza a activarse y a enviar mensajes de que algún peligro está ocurriendo y se preparara para la huida, cuando, en realidad, no hay ningún peligro alrededor.
Todas o casi todas las personas han sufrido algún ataque de pánico alguna vez en su vida, lo que ocurre es que no hemos sido consciente de ello y nuestro cerebro no lo ha codificado como una dificultad. El problema está cuando generalizamos y tememos que nos vuelva a ocurrir, con lo cual, estaremos alerta e hipervigilantes a las señales del cuerpo, fomentando, a su vez, que volvamos a sentir más ataques de pánico.
En realidad, un ataque de pánico solo dura unos minutos. Es algo pasajero, lo cual no quita que la persona que lo sufre lo está pasando sumamente mal. Su sufrimiento es real y, muchas veces, los ataques de pánico o el nivel de activación tan elevado de su organismo, impide que realice cosas que para él o ella son importantes (por ejemplo: salir a la calle para ir a quedar con sus amistades, hablar en público en el trabajo, exponerse a ciertas situaciones, etc.) Además, la mayoría de los ataques de pánico surgen de manera repentina y sin previo aviso.
Síntomas de los ataques de pánico
Los síntomas de los ataques de pánico son fácilmente identificables y son los siguientes:
- Sudoración excesiva (en las manos o el cuerpo en general).
- Taquicardia o palpitaciones fuertes.
- Hiperventilación o dificultad para respirar.
- Temblor corporal.
- Mareos o sensación de desmayo.
- Escalofríos o sofocos.
Otros síntomas menos frecuentes pero que te puede ayudar a identificar que estás en medio de un ataque de pánico son:
- Miedo a volverte loco o a perder el control.
- Miedo a morir.
- Desrealización o sensación de irrealidad.
- Despersonalización o sentirte separado de ti mismo.
- Parestesias en extremidades o alrededor de la boca (sensación de entumecimiento u hormigueo).
Todos estos síntomas son los que el DSM 5 clasifica como los principales. Siempre deberemos tener en cuenta las circunstancias de cada persona y esta lista de síntomas no significa que tengas que tenerlos todos, ni todo lo contrario. Hay personas que identifican el ataque de pánico por la presión en el pecho y eso es todo y otras, sienten más síntomas al mismo tiempo.
Causas de los ataques de pánico
La respuesta de pánico tiene raíces en nuestra evolución. En tiempos primitivos, la activación del sistema nervioso ayudaba a los humanos a sobrevivir frente a amenazas como depredadores. Aunque hoy no enfrentamos esos peligros, esta reacción sigue activa en nuestro cerebro y se activa de manera inapropiada en ciertas situaciones.
Las causas pueden variar según cada persona y su historia. Algunos factores incluyen:
- Experiencias traumáticas: Vivir un evento traumático puede desencadenar ataques de pánico.
- Contextos específicos: Un ataque inicial en una situación concreta puede generar un miedo anticipatorio que perpetúe los episodios.
- Trastornos relacionados: Los ataques de pánico suelen aparecer en trastornos como estrés postraumático, TOC, ansiedad social, depresión o adicciones.
El problema radica en la generalización: la mente interpreta como peligroso cualquier estímulo relacionado con la experiencia inicial, incluso si no representa una amenaza real. Esto genera ansiedad anticipatoria, creando un círculo vicioso difícil de romper sin ayuda profesional.
Tratamiento de los ataques de pánico
El tratamiento puede ser farmacológico o psicológico, o una combinación de ambas. En algunos casos, con el tratamiento farmacológico es suficiente. No obstante, dado que el ataque de pánico surge en situaciones específicas es importante que aprendas a gestionar tus emociones y tus sensaciones corporales cuando dicho ataque aparece. Con la medicación psiquiátrica los ataques desaparecerían, pero no adquirirías las herramientas que necesitas para lidiar con los ataques. Veamos en qué consiste cada uno de ellos:
1. Tratamiento farmacológico
Como hemos dicho, este tipo de tratamiento ayuda a reducir los síntomas. Los medicamentos que se ha demostrado que son más efectivos para los ataques de pánico son los ISRS o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (como la fluxetina) y las benzodiacepina (como el loracepam), las cuales se encargan deprimir el sistema nervioso central.
2. Tratamiento psicológico
El principal objetivo de la psicoterapia es ayudarte a regular el sistema nervioso central, que durante un ataque de pánico está completamente activado (y sin ayuda de las benzodiacepinas). Para ello, se puede recurrir a la terapia cognitivo-conductual o a la terapia de aceptación y compromiso, entre otras, las cuales se han demostrado las más eficaces para los trastornos de pánico, sobre todo, a largo plazo. Ambas utilizarán la técnica de exposición. Esta consiste en exponerse a las situaciones temidas y que se han estado evitando y lidiar con los pensamientos y sensaciones físicas que se presenten. Otra herramienta muy empleada con frecuencia son las técnicas de relajación.
De todas maneras, tu terapeuta especializado en ansiedad tendrá que evaluar tu caso y valorar si necesitas compaginar la psicoterapia con el tratamiento farmacológico. Y viceversa: si es el psiquiatra el primer profesional al que acudes tendrá que valorar si necesitas medicación y, si es necesario, recomendarte acudir a una terapia psicológica.
Conclusiones
Por desgracia, es común que nuestro entorno tienda a minimizar los ataques de pánico si los estamos sufriendo. Para quien lo está viviendo en primera persona lo está pasando realmente mal y la falta de validación y comprensión alrededor no ayudan a gestionar los ataques. Quienes los han padecido describen una sensación de angustia tal que piensan que van a morir.
En consulta, suelo utilizar la metáfora de que los síntomas de un ataque de pánico es como si te hicieras un sprint de 200 metros: acabarías con las pulsaciones muy altas, te costaría respirar, sudarías e, incluso, te puede llegar a temblar el cuerpo. Lo que pasa es que cuando corres no achacas esos síntomas a una amenaza porque sabes de dónde vienen y cuando se trata de los ataques de pánico si porque la mayoría son repentinos. Para reducir los “síntomas” tras el sprint lo que haces es tratar de respirar con normalidad. Para un ataque de pánico además de eso, debes trabajar la consciencia del cuerpo y desligarte de los pensamientos que lo ocasionan.
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Si te sientes identificado con lo expuesto en este artículo y crees que puedes estar sufriendo ataques de pánico te aconsejamos que pidas ayuda psicológica. En Avance Psicólogos colaboramos con un gran equipo de profesionales especializados en ataques de pánico con sobrada experiencia. Te podemos atender tanto de forma online como en presencial.
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