Disociar es una palabra que los psicólogos y las psicólogas utilizamos mucho en terapia, sobre todo, cuando hablamos de trauma o problemas con el apego. Muchas personas que vienen a la consulta no son conscientes de que, a veces, eligen inconscientemente disociar, para afrontar una situación compleja. Algunas, incluso, lo llevan haciendo durante años.
En sí la definición de disociar, según la RAE, dice así: “separar algo de otra cosa la que estaba unida”. ¿Para qué, entonces, utilizamos esta palabra dentro de la consulta psicológica? ¿La habías escuchado antes? ¿sabías que tenía que ver con el trauma psicológico?
En este artículo queremos hablar de lo que es la disociación, en qué consiste, cuáles son sus síntomas, qué causas puede tener y cuál es el tratamiento psicológico para dejar de disociar o, al menos, ser conscientes de cuando se está disociado o se está disociando.
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Índice
¿Qué significa disociar en psicología?
Empezaremos con una explicación sencilla de lo que es disociar para ir profundizando más en el tema. Básicamente, disociar es desconectarse. Te distancias de la realidad para no sentir. Utilizamos la disociación para evitar sentir las emociones desagradables que nos abruman, nos traen malos recuerdos o nos desbordan. Lo malo de la disociación es que construyes una coraza a tu alrededor que, sí, evita que traspasen las emociones desagradables. Sin embargo, esta coraza no tiene filtro y tampoco deja pasar las emociones agradables. Vives en automático, a penas sientes y cuando sientes es de manera desbordante, sin control. Y lo peor de todo es que no sabes por qué.
Con lo cual, te conviertes en una persona muy poco consciente de lo que ocurre dentro de ti. Aunque, disociar, a primera vista, pueda parecer una herramienta bastante útil para seguir adelante con tu vida, tiene muchas desventajas y, también, perjuicios para tu salud mental. Te ayuda a sobrevivir, pero no te deja vivir. No ser consciente de cómo funcionas o de lo que te ocurre a nivel psicológico y emocional te deja en cueros a la hora de escuchar lo que necesitas y te paraliza a la hora de reaccionar.
Todo el mundo tenemos un sistema de alarma que nos avisa de cuando nuestra integridad física y emocional está en peligro. Al disociar, una y otra vez, ese sistema de alarma se va deteriorando y no solo puede dejar de funcionar cuando haya una amenaza real, también te puede enviar falsas alarmas (por ejemplo, cuando desconfías de todo el mundo).
¿Qué síntomas tiene disociar?
En cada persona, disociar puede manifestarse de distintas maneras y en distinto niveles e intensidades. Cuando la disociación es muy grave y tiene unas causas complejas y muy traumáticas se puede generar un trastorno disociativo. Por lo general, la persona disociada, está anestesiada emocionalmente, no puede acceder de forma nítida a ciertos recuerdos de su vida y tiene síntomas psicológicos y psicosomáticos que no sabe explicar de dónde vienen. Los síntomas más típicos de la disociación o que te pueden alertar de que estás empezando a disociar son:
1. Despersonalización
Las experiencias te parecen irreales, te ves como en tercera persona, como alguien que se observa desde fuera y así sucede con sentimientos, pensamientos y sensaciones del cuerpo.
2. Desrealización
Las personas que están a tu alrededor o los objetos las percibes como irreales, como si estuvieras en un sueño, nebulosos o distorsionados.
3. Confusión con tu identidad
Dudas de quién eres, no le encuentras sentido a tu persona. Esto te lleva a tener dificultades a la hora de tomar decisiones. Puede ir acompañada de alteraciones en la percepción, el comportamiento, el afecto hacia los demás o en la memoria.
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4. Amnesia disociativa
Consiste en la incapacidad para recordar información sobre tu propia vida que es relevante, a menudo relacionada con un hecho traumático que te haya sucedido, no un olvido pasajero, sino a una amnesia selectiva.
Causas de la disociación
La disociación generalmente tiene su origen en experiencias traumáticas, como abuso, maltrato, abandono o violencia, especialmente durante la infancia. Cuando enfrentamos situaciones extremas, nuestra mente puede fragmentar la experiencia para protegernos del impacto emocional.
- Corteza Prefrontal vs. Sistema Límbico:
En una situación traumática, la corteza prefrontal (racional) se desconecta del sistema límbico (emocional). Esto impide que procesemos el evento de forma integrada, dejando partes del trauma atrapadas en nuestra memoria emocional. - Un Mecanismo de Defensa Aprendido:
Disociar es útil en el momento del trauma, pero cuando este mecanismo persiste, dificulta nuestra capacidad para gestionar emociones en el presente. Es como seguir usando un chaleco salvavidas mucho después de haber salido del agua; en lugar de protegernos, comienza a incomodarnos.
Consecuencias de la disociación
Si bien disociar puede parecer útil inicialmente, sus efectos prolongados tienen un impacto significativo en la salud mental:
- Falsa Alarma Emocional: El sistema de alerta natural se deteriora, enviando señales incorrectas de peligro o ignorando amenazas reales.
- Psicosomatización: Las emociones no procesadas pueden manifestarse físicamente en forma de dolores inexplicables, fatiga o enfermedades.
- Adicciones: Algunas personas recurren a sustancias como el alcohol o las drogas para llenar el vacío emocional.
- Problemas de Relación: La desconexión emocional puede dificultar la construcción de vínculos saludables con los demás.
Tratamiento psicológico para dejar de disociar
Afrontar y superar la disociación requiere un enfoque especializado. Estos son los principales métodos terapéuticos utilizados:
1. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
Ayuda a las personas a explorar y confrontar recuerdos traumáticos mediante la exposición en imaginación, lo que reduce la intensidad de los síntomas disociativos.
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2. Terapia EMDR
La técnica de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR, por sus siglas en inglés) es recomendada por la OMS para el tratamiento del trauma. Con esta técnica, los recuerdos traumáticos se procesan de manera más adaptativa mediante la estimulación bilateral (movimientos oculares).
- Beneficios: No requiere verbalizar todos los detalles del trauma, lo que facilita el acceso a recuerdos difíciles sin revivir el dolor de manera intensa.
- Evidencia Científica: Estudios han demostrado su eficacia, aunque aún no se comprenden completamente los mecanismos detrás de su funcionamiento.
En mi práctica, he trabajado con pacientes que inicialmente tenían miedo de explorar sus recuerdos traumáticos. Una paciente, por ejemplo, temía que revivir esos momentos la desbordara emocionalmente. Sin embargo, utilizando técnicas como el EMDR, logró procesar esos recuerdos de forma segura y, poco a poco, redujo su sensación de desconexión. Esto le permitió sentirse más presente y en control de sus emociones.
3. Terapias Basadas en el Apego
Abordan los problemas subyacentes de apego que muchas veces acompañan al trauma, permitiendo que la persona reconstruya su capacidad para establecer relaciones seguras y sanas.
Conclusiones…
En conclusión, disociar es un mecanismo de defensa que activamos ante situaciones demasiado abrumadoras como para poder procesarlas y afrontarlas. Situaciones tales como abusos, maltrato o abandono, en especial, durante la infancia, son situaciones demasiado dolorosas para que un niño o una niña puedan aceptar. Por lo tanto, disociar nos permite sobrellevar y seguir adelante.
Como hemos señalado, el problema de la disociación es cuando ese mecanismo de defensa perdura en el tiempo. Disociar no quiere decir que ni sientas nada y que todo te dé igual. Sientes, pero no haces caso a lo que sientes, no sabes detectarlo y como consecuencia no lo validas, no buscas el origen de tus emociones y minimizas lo que te ocurre. Cuando hacemos esto, el cuerpo responde. Las consecuencias de disociar pueden ser nefastas: desde la psicosomatización, tapar lo que sientes pero no identificas con alcohol, drogas, que estalle en ataques de ira, etc. En definitiva, tiene consecuencias en tu salud mental.
¿Estás buscando ayuda?
Si sientes que te identificas con los síntomas que hemos descrito en este artículo, lo más recomendable es que pidas ayuda psicológica. El trauma y la disociación no son fáciles de auto-detectar, sino que necesitan de una psicóloga formada en ello que sepa hacer una evaluación correcta. Si vas empezar un proceso de psicoterapia es importante que te asegures que la persona que te trate es psicóloga, ya que este tipo de formaciones se imparten a todo tipo de profesionales. En Avance Psicólogos colaboramos con un equipo formado en EMDR, trauma y apego que te puede ayudar. Ponte en contacto con nosotros si quieres más información.
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Referencias bibliográficas:
González, A (2021). Las cicatrices no duelen. Cómo sanar nuestras heridas y deshacer los nudos emocionales. Planeta.
Van der Kolk, B. (2020). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma. Eleftheria.
Gonzalez, A., & Mosquera, D. (2012). Trabajo con patrones de autocuidado: un procedimiento estructurado para terapia EMDR. Revista Iberoamericana de Psicotraumatología y Disociación, 4(2).
Staton, A., Wilde, S., & Dawson, D. L. (2022). The effectiveness of EMDR for medically unexplained symptoms: A systematic literature review. Journal of EMDR Practice and Research, 16(4), 170-201.