Estoy más pendiente del futuro que del presente. Quizá has oído hablar alguna vez del “modo automático” a la hora de funcionar. Es aquel que nos lleva a ejecutar las diferentes acciones de nuestro día a día sin detenernos a pensar qué estamos haciendo exactamente. Por ejemplo, cuando estamos desayunando y a la vez estamos pensando en la reunión que tendremos dentro de dos horas y que no nos apetece nada hacer. O en que tenemos que ir a buscar a los niños al cole mientras miramos distraídamente el televisor, sin ver ni oír nada en realidad.
Cuando nos comportamos de esta manera, estamos huyendo del presente para vagar por las inestables sendas del futuro. Y aunque, obviamente, pensar en el futuro está bien, un exceso de preocupación (que no ocupación) es altamente nocivo para nuestra salud mental y quizás requiera de ayuda profesional especializada en trastornos de ansiedad. En el artículo de hoy lo tratamos, explorando la situación de las personas que piensan “estoy más pendiente del futuro que del presente”.
Índice
Más futuro que presente: el “modo automático”
En el campo del mindfulness, a esta cadena de pensamientos que nos martillean constantemente sobre qué hacer en cada momento y qué camino elegir se le llama funcionar en “modo hacer”. Es una función automática de nuestro cerebro que nos permite sobrevivir, puesto que nuestra mente está constantemente analizando el entorno y sopesando los posibles peligros, oportunidades y amenazas.
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Como se trata de algo indispensable para sobrevivir y, además, gasta relativamente poca energía (al ser automático), las personas nos pasamos la vida en este modo. Al ser un mecanismo automático, se activa incluso cuando no queremos pensar en algo voluntariamente, como cuando nos encontramos ante una operación aritmética sencilla y el cerebro nos da en seguida la respuesta a la ecuación.
El cerebro es una máquina que nunca tiene reposo. Así que, primer punto: es imposible apagar nuestro pensamiento, por lo que, si lo intentamos, lo único que encontraremos será un sentimiento de frustración nada ventajoso. Más que nada, el pensamiento es producto de muchos miles de años de evolución para la supervivencia de nuestra especie, por lo que nuestro cerebro no se va a desvincular de todo este arsenal por mucho que queramos. Intentar no anticipar el futuro es, pues, tarea vana; nuestra mente está programada para ello, precisamente para evitarnos problemas.
¿Qué problemas conlleva vivir en futuro más que en presente?
Llegados a este punto, podríamos pensar: si tan útil nos resulta, ¿por qué conlleva tantos problemas estar constantemente enfocados en el qué pasará? Pues, sencillamente, porque para hacer sus valoraciones el cerebro se fundamenta en nuestra experiencia, y sus juicios no siempre se acercan a la realidad. Por ejemplo, si nuestra mente se basa en rechazos pasados, probablemente pensará que cualquier acto de acercamiento a la persona que nos gusta es totalmente inútil. Mucho más que inútil, es peligroso para nuestro estado emocional, porque “vamos a sufrir”.
Así, mientras estamos inmersos en lo que supuestamente va a ocurrir, dejamos que pasen momentos maravillosos que nunca van a volver. Si vamos corriendo al trabajo porque llegamos tarde y solo podemos pensar en que nuestro jefe nos va a echar una bronca, quizá nos estaremos perdiendo el magnífico espectáculo de un amanecer maravilloso. Y, aunque pueda parecer una tontería, no lo es, porque la bronca de tu jefe aún no ha sucedido, incluso puede que nunca suceda. En cambio, el amanecer está ahí, para ti.
Vivir constantemente en el futuro no sólo nos hace perdernos momentos irrepetibles, sino que nos hace reaccionar en “modo automático” a las experiencias negativas. Y podemos pensar “mejor, ¿no? Así las sentimos menos”. Pues no. Si no tomamos conciencia de lo que está sucediendo, no podremos corregir conductas disfuncionales ni podremos aprender de la situación para mejorar nuestra respuesta en el futuro.
En conclusión, vivir en el futuro más que en el presente nos deja estancados, puesto que nos impide evolucionar al no poder decidir sobre las posibles situaciones con las que interactuamos.
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¿Qué es el “modo ser”?
Es evidente que lo contrario de vivir en el futuro es anclarse en el presente, y ello sólo puede conseguirse mediante la atención plena. Es lo que se denomina “modo ser”, que escapa del modo automático en el que solemos movernos.
El “modo ser” implica aceptación de lo que está sucediendo, aceptación que, a su vez, implica no juzgar los hechos ni (y esto es lo más importante) tampoco a nosotros mismos. La conexión con el momento presente permite una mayor conciencia de lo que sucede y, por tanto, nos brinda la posibilidad de una mejor elección ante las posibilidades de acción. Por ejemplo, si no tomamos plena conciencia de que estamos sintiendo ira ante algo que nos están diciendo, reprimimos la emoción y no seremos capaces de comunicar de forma asertiva qué es lo que nos está molestando.
El “modo ser” no es nada fácil por lo que hemos comentado anteriormente. Estamos programados para adelantar acontecimientos, por lo que conectarse con el momento presente requiere de entrenamiento y constancia. Una de las vías es la práctica de la meditación, pero también existen otras que podemos aplicar en nuestro día a día.
Por último, es importante señalar que el “modo ser” no representa la eliminación de nuestro malestar; al contrario, implica la completa conciencia de lo que sentimos en cada momento y su plena aceptación. Sin embargo, a la larga verás cómo la ansiedad se reduce considerablemente si aprendes a vivir en el presente más que en el futuro.
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Referencias bibliográficas:
Lyubomirsky, S., & Nolen-Hoeksema, S. (1995). Effects of self-focused rumination on negative thinking and interpersonal problem solving. Journal of Personality and Social Psychology, 69(1), 176-190. Estoy más pendiente del futuro que del presente
Nolen-Hoeksema, S., Morrow, J., & Fredrickson, B. L. (1993). Response styles and the duration of episodes of depressed mood. Journal of Abnormal Psychology, 102(1), 20-28.