¿Qué es la asimbolia al dolor? El dolor físico es, posiblemente, la experiencia desagradable por excelencia. Y es que uno de los aspectos acerca de la vida en el que la inmensa mayoría de los seres humanos coincide es que, por lo general, el dolor es algo que por lo general nos interesa evitar, previniendo las situaciones que nos harían sentirnos doloridos e interviniendo en nuestras heridas una vez estas se han producido, para minimizar esa sensación.
Sin embargo, existen excepciones, y algunas de ellas tienen que ver con una patología que nos impide sentir el dolor pero sin llegar a sufrirlo. Aquí abordaremos esta forma de alteración física y psicológica que se expresa a través de lo que llamamos asimbolia al dolor.
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Índice
¿Qué es la ?
La asimbolia al dolor, también llamada disociación del dolor o analgognosia, es una alteración del modo en el que la persona experimenta el dolor físico desde el punto de vista subjetivo y emocional. Esta experiencia puede presentarse como una capacidad muy baja o incluso inexistente de reaccionar aversivamente al dolor, es decir, sin sufrir.
Quienes presentan asimbolia al dolor son capaces de detectar e identificar como tales los estímulos nociceptivos, aquellas experiencias que activan los receptores del dolor (células llamadas nociceptores y que está repartidas por muchas zonas del cuerpo, sobre todo las más cercanas a la piel). Dicho de otro modo, el dolor es experimentado de un modo intelectual y cognitivo, pero más allá de eso, no genera una reacción instintiva ni emocional de evitación de lo que lo produce.
A pesar de que pueda parecer un rasgo ventajoso, está muy lejos de serlo. El dolor es un fenómeno presente en todos los animales vertebrados y buena parte de los invertebrados precisamente porque resulta útil para nuestra supervivencia, de modo que una alteración de estas características limita la calidad de vida de quien ha desarrollado asimbolia al dolor; de un modo u otro, estas personas son más vulnerables a accidentes que pueden dañarles o incluso comprometer seriamente su integridad física. Es decir, que al no prestar tanta atención a las situaciones que producen heridas o lesiones de cualquier tipo, se exponen más a sufrir otros problemas de salud.
¿Es lo mismo que no tenerle miedo a la muerte?
Es importante no confundir la analgognosia con la ausencia de miedo a la muerte, pues no son lo mismo. El miedo a la muerte es un fenómeno psicológico separado al miedo al dolor físico, ya que morirse no implica necesariamente sufrir dolor físico.
Por eso, se considera que la asimbolia al dolor es una alteración independiente de cómo vivimos la idea de morir, de manera que alguien con analgognosia puede llegar a tenerle más miedo a morirse que alguien sin esta patología, dado que la tendencia a evitar la muerte incluye, en el caso de los seres humanos, un elemento de pensamiento abstracto que tiene que ver con el malestar existencial por no vivir para siempre.
Causas
La asimbolia al dolor es el producto de un mal funcionamiento del encéfalo, causado en la mayoría de los casos por una lesión cerebral que desconecta entre sí ciertas partes del sistema nervioso. A causa de estas heridas que “cortan” parte de las redes neuronales del sistema nervioso central, parte de las células nerviosas que antes trabajaban de manera coordinada dejan de hacerlo, y por ello la experiencia del dolor queda “separada” de la experiencia del sufrimiento.
Normalmente, estas zonas están situadas alrededor de la ínsula del cerebro o el giro cingulado, estructuras asociadas al sistema límbico, que es la parte del encéfalo que procesa las emociones. Por eso, las personas con analgognosia deben recibir asistencia neuropsicológica y psicoterapéutica para evitar en la medida de lo posible que esta alteración desgaste mucho su calidad de vida.
Tratamiento de la asimbolia al dolor
No existe un tratamiento que cure totalmente esta condición, ya que tal y como hemos visto, sus causas son de tipo neurológico. Por eso, las personas con analgognosia deben recibir
y psicoterapéutica para evitar en la medida de lo posible que esta alteración desgaste mucho su calidad de vida; se trata de un apoyo para mitigar el malestar generado por los síntomas y prevenir posibles accidentes o problemas psicosociales derivados de esta condición.
Además, en algunos casos, con el paso del tiempo la plasticidad cerebral puede hacer que el encéfalo vuelva a desarrollar (al menos parcialmente) esa capacidad de experimentar plenamente el dolor.
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Referencias bibliográficas:
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