Si eres de los que crees que no tienes suficiente disciplina a la hora de estudiar, sigue leyendo. Este es una preocupación bastante frecuente entre los estudiantes, que puede tener consecuencias perjudiciales en su vida académica. Sin embargo, te alegrará saber que existen maneras de fomentar la disciplina y crear unos hábitos sanos de estudio.
Índice
La importancia de la disciplina para consolidar hábitos
Como la mayoría de cualidades, la disciplina no le viene al ser humano “de serie”, es decir, no la poseemos desde que nacemos. Se trata de una habilidad que se forja con constancia y práctica y, por tanto, nosotros mismos podemos determinar si queremos tener o no disciplina. En el caso de los estudios, es algo que debe formar parte de nuestra vida cotidiana si deseamos obtener resultados positivos.
Es cierto que no se trata de una cualidad fácil. Es realmente normal que nos sintamos tentados de abandonarla en momentos en que pasa ante nuestros ojos la posibilidad de realizar otro tipo de actividades, digamos, mucho más placenteras. Porque si algo tiene la disciplina es que no produce satisfacción inmediata, aunque sí a largo plazo.
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Consejos para fomentar la disciplina a la hora de estudiar
Fomentar la disciplina no es algo que se haga de la noche a la mañana. Se trata de un trabajo progresivo, con su correspondiente inversión de tiempo. A continuación, encontrarás una serie de consejos que pueden ayudarte para consolidar una disciplina sólida que te ayude a llevar tus estudios correctamente.
1. Encuentra tu motivación
Las motivaciones son el motor que nos impulsa a conseguir lo que nos proponemos. Para conseguir disciplina, es imprescindible conocer cuál es esta motivación. ¿Es lo que estás haciendo importante para ti? Si lo que debes hacer en este instante no te motiva, piensa si es sólo un paso para la consecución de esta otra meta más grande a la que aspiras.
En otras palabras, no te obceques con los objetivos a corto plazo, porque quizá no es ahí donde encontrarás tu verdadera motivación. Por otro lado, es necesario que seas sincero a la hora de contestar preguntas del tipo: ¿lo que estoy haciendo lo hago para satisfacer a alguien, o es realmente lo que quiero hacer?
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2. Apunta tus tareas en un calendario
La procrastinación es peligrosa porque conlleva aplazar una actividad de forma indefinida, lo que es exactamente contrario a tener disciplina. Aplazar actividades puede generar una ansiedad considerable que, a la postre, te bloquea todavía más. Por tanto, intenta anotar en tu calendario tu lista de actividades, para que las puedas realizar ordenadamente.
3. Primero, lo pequeño
Si vas a un gimnasio por primera vez, probablemente no se te pasará por la cabeza comenzar por los ejercicios más complejos. Lo mismo sucede con la disciplina. Empieza, por tanto, por lo más pequeño: por ejemplo, tres actividades que no representen una gran dificultad, y conviértelas en tu rutina.
Si empiezas a fomentar tu disciplina con actividades tediosas, lo único que conseguirás es generarte ansiedad y sentirte abrumado y, en consecuencia, volverás a procrastinar. Un ejemplo útil es empezar estudiando media hora al día e incrementar el lapso de estudio una vez sientas que tu mente se acostumbra a ello.
4. Fuera distracciones
Redes sociales, televisión, teléfono… todo ello son distracciones que no te ayudan a concentrarte en tu tarea. Apártalos de tu entorno inmediato mientras estás estudiando; primero, te facilitará un mayor autocontrol, y, segundo, te permitirá concentrarte más en lo que haces.
Trabajar el autocontrol es imprescindible para fomentar una buena disciplina, ya que permite que nos desvinculemos de los impulsos, lo que redundará en tu autoestima y en tu equilibrio mental y emocional.
Reconoce cuáles son tus fortalezas
… y también tus debilidades. Conocer las primeras es importante porque tendrás una base sólida donde apoyarte. Conocer las segundas permitirá que trabajes en lo que puedes mejorar.
1. Dispón objetivos
Si no sabes cuáles son exactamente tus objetivos, es imposible que establezcas la suficiente disciplina para conseguirlos. Si dispones metas, podrás diseñar la estrategias para conseguirlas, así como tus objetivos del día a día, lo que finalmente acaba redundando en tu disciplina.
2. El principio de Premack
Quizá hayas oído hablar de él. El principio de Premack es una teoría que afirma que es posible reforzar aquellas conductas que se realizan con menos frecuencia a través de estímulos más frecuentes que tienen, además, el añadido de ser agradables para la persona.
Pongamos por ejemplo a un universitario que debe estudiar un temario más o menos tedioso. La otra opción es ponerse a jugar al videojuego que más le gusta, por lo que su impulso electivo se inclinará naturalmente por la segunda alternativa. Sin embargo, y según el principio de Premack, si el estudiante en cuestión se obliga a sí mismo a no jugar al videojuego antes de haber terminado un tema, con el transcurso de los días invertirá más tiempo en el estudio.
Logra tus metas académicas con el apoyo adecuado
¿Te cuesta mantener la disciplina al estudiar y sientes que necesitas un cambio real? En nuestro centro de psicología en Madrid te ayudamos a descubrir tus fortalezas, trabajar en tus debilidades y avanzar hacia tus objetivos académicos. Nuestro equipo colaborador de psicólogos, con más de 25 años de experiencia, utiliza técnicas efectivas para que desarrolles hábitos sólidos y alcances tu máximo potencial.
A veces, el problema no es solo la falta de disciplina, sino también la ansiedad o el estrés que puede bloquearte. Con nuestra orientación, podrás superar esos obstáculos y progresar hacia el equilibrio mental que necesitas para dar lo mejor de ti. Si estás en Madrid o prefieres sesiones online, estamos aquí para acompañarte.
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Referencias bibliográficas:
Cano García, F. J., García Martínez, J., Rodríguez Franco, L., & Antuña Bellerín, M. D. L. Á. (2004). Dominios de la personalidad y afrontamiento del estrés asociado a la preparación de oposiciones. Análisis y Modificación de Conducta, 30 (134), 875-903.
Marinak, B.A.; Gambrell, L.B. (2008). Intrinsic Motivation and Rewards: What Sustains Young Children’s Engagement with Text?. Literacy Research and Instruction. 47: pp. 9 – 26.