Las necesidades básicas de los niños son, como el propio nombre indica, básicas, es decir, fundamentales para su correcto desarrollo emocional y físico. Con las necesidades psicológicas sucede exactamente lo mismo.
¿En qué consisten estas necesidades psicológicas? Los seres humanos somos naturalmente sociales, por lo que necesitamos apoyo y afecto para sentirnos bien. Originalmente, esta necesidad de compañía era una forma con la que garantizábamos nuestra supervivencia, puesto que, al vivir en comunidad, era mucho más fácil sobrevivir a los peligros.
Es evidente que esta necesidad de compañía, afecto y apoyo es mayor en los niños, que son altamente vulnerables física y emocionalmente. En nuestra etapa infantil somos absolutamente dependientes de nuestros cuidadores; de otro modo, no podríamos sobrevivir.
Se entiende así el enorme impacto que tiene en el niño el hecho de que estos cuidadores primarios no se hagan cargo de él. A continuación, detallamos qué consecuencias psicológicas conlleva el abandono infantil.
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Índice
¿Qué es el abandono infantil?
El abandono infantil ocurre cuando las necesidades físicas y afectivas de un menor no son saciadas por parte de sus cuidadores. De hecho, en el actual código penal se reconoce como una de las formas de maltrato infantil, denominada concretamente maltrato por omisión.
Este maltrato no sólo implica un perjuicio físico (no dar de comer al niño, no procurarle un techo…) sino que también incluye un daño emocional y/o cognitivo. Por tanto, existen dos tipos de abandono infantil: el de tipo físico y el de tipo psicológico o emocional.
1. El abandono físico
Este tipo de abandono sucede cuando se produce un distanciamiento entre el menor y los cuidadores que deberían hacerse cargo de él, o bien cuando sucede una falta de atención por parte de estos que implica no satisfacer sus necesidades básicas, a saber: alimentación, vestimenta, higiene, vigilancia, educación y salud. En este caso, algunos ejemplos notables son los menores desaseados o con ropa sucia y/o estropeada, con lesiones en el cuerpo, signos de desnutrición, etc.
2. El abandono emocional
Por otro lado, el abandono emocional sucede cuando existe una ausencia persistente de interacción entre los cuidadores y el menor, o bien estimulación insuficiente o la falta de respuesta a los intentos de acercamiento afectivos por parte del pequeño. En este último caso, los cuidadores pueden estar presentes, pero su atención no es suficiente para el desarrollo emocional correcto del niño/a.
En ambos casos, las consecuencias no son solo físicas, sino también psicológicas.
Las consecuencias psicológicas que conlleva el abandono infantil
Ha quedado claro que cuidar de las necesidades básicas físicas y afectivas de los niños es fundamental para su adecuado crecimiento, tanto físico como psicológico. Si los cuidadores no les brindan estos cuidados básicos, los menores no se sentirán seguros y, por tanto, no crecerán sanos y felices, sin contar que tienen más posibilidades de sufrir problemas una vez adultos.
1. Autoestima baja
La autoestima (es decir, la autovaloración de nosotros mismos) es fundamental para nuestro desarrollo, y depende mayoritariamente de las experiencias vitales. En esto se incluyen las opiniones y las acciones que recibimos de quienes nos rodean, especialmente en nuestra infancia.
Cuando somos niños, los padres o nuestros cuidadores son los ejemplos principales de nuestra vida, y también son nuestras figuras de confianza. Por lo tanto, cuando se produce abandono infantil, el niño se siente inseguro y rechazado, lo que puede minar considerablemente su autoestima.
Así, la autoestima se ve afectada especialmente en estos casos de maltrato, puesto que es en la etapa infantil en la que empezamos a desarrollarla. En otras palabras, si las personas de las que el niño espera afecto y cuidado se muestran distantes (física y/o emocionalmente), el menor interpreta que el problema está en él, y que no recibe cariño porque no lo merece.
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2. Problemas en las relaciones
Esta baja autoestima y el abandono parental hace que los menores tengan serios problemas a la hora de relacionarse. Un infante es una esponja y una pizarra en blanco, como se suele decir, por lo que captan con rapidez todo lo que emite su entorno. La forma de relacionarse de una persona está basada en cómo se relacionaban con él sus cuidadores primarios.
Este primer abandono infantil puede provocar un trauma, que puede acarrear severas consecuencias en el adulto. Por ejemplo, puede ser que genere un auténtico terror a ser abandonado y que proyecte este miedo en todas sus relaciones. El siguiente paso es, o bien convertirse en dependiente emocional, o bien mantener solamente relaciones de índole superficial, nunca profunda. En este segundo caso, se parte inconscientemente de la premisa de que, al no establecer lazos sólidos, no existe el riesgo de ser otra vez abandonados o, al menos, dolerá menos.
3. Problemas emocionales
La depresión y la ansiedad, así como otros problemas de índole emocional, son característicos en las personas que han sufrido abandono en su infancia. El daño que produce este tipo de maltrato en el niño genera emociones muy desagradables que no siempre son fáciles de gestionar, y que pueden llegar a producir problemas mentales en el adulto.
La ansiedad, en general, es el miedo a no poder afrontar una situación de riesgo. La depresión, por el contrario, es una resignación de índole angustiosa a estas mismas situaciones, puesto que ya se ha intentado abordarlas y no se ha conseguido avanzar. Los niños y niñas que han sufrido abandono no han generado las herramientas adecuadas para enfrentar las situaciones conflictivas.
4. Retraso en el desarrollo
Al mismo tiempo que no pueden gestionar ni los problemas ni sus emociones, estos niños y niñas no podrán aprender tampoco elementos que son fundamentales en el desarrollo de cualquier ser humano; por ejemplo, si sus cuidadores no interactúan con él, es posible que el niño sea más susceptible de tener problemas en el habla.
Los niños aprenden por imitación, por lo que, si el momento en que empiezan a hablar es la etapa en que ingresan en el colegio, ya es tarde. Por otro lado, el cerebro de los humanos está diseñado para desarrollarse en unos tiempos bastante concretos, así que, si algo no se aprende a una edad determinada, resulta complicado hacerlo más tarde.
Así pues, las consecuencias derivadas del abandono en la infancia pueden perpetuarse en el adulto si no se gestiona a tiempo el proceso. Existen muchísimos adultos que presentan problemas para reconocer y gestionar sus propias emociones, además de presentar dificultades en su adaptación al entorno, entre otras cosas. Una de las características típicas de un adulto que no se ha desarrollado correctamente es una baja autoestima. Todo ello supone el campo de cultivo perfecto para presentar problemas de índole psicológica.
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Si después de leer este artículo has identificado en tu hijo señales de baja autoestima, problemas en sus relaciones o dificultades emocionales derivadas del abandono, es fundamental brindarle el apoyo adecuado cuanto antes.
En Avance Psicólogos, colaboramos con un equipo de psicólogos especialistas en terapia infantil, enfocados en ayudar a niños que han vivido experiencias de abandono, carencias afectivas o dificultades en su desarrollo emocional. A través de un enfoque cercano y adaptado a su edad, trabajamos con ellos para fortalecer su autoestima, mejorar su expresión emocional y proporcionarles herramientas para construir relaciones seguras y saludables.
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Referencias bibliográficas:
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Moreno, J. M. (2004). Maltrato infantil: análisis diferencial entre el abandono físico y el emocional. Psicología y salud, 14(2), 215-227.
Reina, A., Moreno, A. y Campillo, H. (2022). Efectos del maltrato infantil en el desarrollo emocional de niños y niñas de 3 a 6 años. Corporación Universitaria Minuto de Dios – UNIMINUTO.