El control de impulsos acostumbra a ser descrito como una virtud que valoramos sobre todo desde un punto de vista moral. Sin embargo, esta perspectiva resulta un tanto superficial, porque en realidad este es uno de los factores más importantes a la hora de explicar el comportamiento de los seres humanos.
En este artículo veremos qué es y cuáles son las ventajas e inconvenientes del control de impulsos.
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Índice
¿Qué es el control de impulsos?
Como su nombre indica, el control de impulsos consiste en la capacidad de reprimir el deseo de realizar determinadas acciones, ya sea porque consideramos moralmente mala esa opción o porque eso nos distraería de otras metas más importantes.
Por otro lado, el control de los impulsos es una característica típicamente humana; en la mayoría de las especies, si un individuo tiene acceso fácil y rápido a algo que le iría bien objetivamente para satisfacer una de sus necesidades en el momento presente, realizará las acciones necesarias para gozar de sus beneficios en ese momento. En cambio, en el ser humano muchas veces este no es el caso.
¿Por qué ocurre esto? Debido a nuestra capacidad de prever las consecuencias de nuestras acciones, un tipo de operación mental muy limitado en el resto de los animales (o, al menos, en la mayoría de estos).
Ventajas del control de impulsos
Tener un buen autocontrol se asocia con múltiples beneficios:
1. Mayor éxito personal y profesional
Las personas con alto control de impulsos son más constantes y menos propensas a procrastinar, lo que les permite completar proyectos, estudiar con eficacia y acceder a mejores oportunidades laborales.
2. Toma de decisiones más acertada
Evitar la gratificación inmediata permite evaluar con claridad los pros y contras de una elección, minimizando errores impulsivos.
3. Salud y bienestar
El autocontrol facilita la adopción de hábitos saludables, como una buena alimentación y la prevención de adicciones. También contribuye a la estabilidad emocional y la reducción del estrés.
4. Mayor resiliencia ante tentaciones
Resistir impulsos momentáneos ayuda a evitar decisiones perjudiciales a largo plazo, como compras compulsivas o conductas de riesgo.
Consecuencias de la falta de control de impulsos
Cuando el autocontrol es bajo, surgen diversas dificultades:
- Problemas académicos y laborales: Mayor tendencia a distraerse y abandonar proyectos.
- Dificultades en la salud: Malos hábitos alimenticios, consumo de sustancias o conductas de riesgo.
- Mayor vulnerabilidad emocional: Impulsividad en relaciones interpersonales, lo que puede generar conflictos.
- Riesgo de trastornos psicológicos: El TDAH, las adicciones, el TOC y la agresividad impulsiva están relacionados con la dificultad para regular los impulsos.
Estrategias para mejorar el control de impulsos
A continuación veremos una serie de consejos clave para aprender a manejar el autocontrol
1. Define qué quieres controlar
¿Dónde quieres ejercer tu control de impulsos? ¿Dices o haces cosas que no sientes ni quieres cuando te enfadas? ¿te cuesta ponerte a hacer lo que te has propuesto? Lo primero que tienes que hacer es identificar aquellas situaciones en las que sientes que no tienes autocontrol ni sabes cómo ponerlo en marcha. Por ejemplo, sentir que empiezas a comer cuando te sientes triste y no puedes parar o cuando la ansiedad te desborda y no sabes cómo acabar con ella.
2. Sé consciente del aquí y ahora
Cuando veas que te encuentras en esas situaciones en las que no tienes ningún control de impulsos, párate a pensar qué ha ocurrido antes, qué ha podido alterarte para que tu cuerpo te pida hacer lo que te pide hacer (comer compulsivamente, quedarte en la cama, dar un golpe a la pared, etc.). Fíjate en las sensaciones físicas cuando eso ocurre. Tu cuerpo te puede dar muchas pistas de cuándo empiezas a descontrolarte.
3. Permítete una pausa
De nuevo, en esas situaciones, antes de actuar, párate a pensar. Es obvio que quien no tiene control de impulsos es porque esa franja de tiempo entre el deseo de hacer o decir algo y lo haces es cuestión de milésimas de segundo. Sin embargo, cuando empiezas a detectar qué situaciones te hacen perder el autocontrol y las sensaciones que comienzan a generarse en ti, ese tiempo se alarga. Por ejemplo, si te cuesta salir de casa para ir a hacer ejercicio físico, si detectas que lo que sientes es pereza, que sueles encontrar alguna justificación para no hacerlo, ahora tienes más margen de maniobra para elegir si salir o no.
4. Conoce lo que te altera
Hay múltiples situaciones que pueden llevar a alguien a descontrolarse. No obstante, normalmente, estas situaciones se desencadenan por emociones que no queremos sentir: enfado, ansiedad, tristeza, etc. Cuando queremos evitarlas es cuando no manejamos nuestro control de impulsos porque queremos deshacernos de ellas como sea. Para deshacernos de ellas, solemos recurrir a estrategias eficaces a corto plazo, pero poco beneficiosas a largo plazo. Por ejemplo, beberte una botella de alcohol, será eficaz para olvidar tu tristeza, pero a largo plazo es perjudicial para tu salud.
5. Mira a largo plazo
Nada mejor para el control de impulsos que ver el horizonte a lo lejos y no las piedras en el camino. Esto también tiene que ver con lo que es importante para cada cual. Por ejemplo, si para una persona es importante el orden, pero se siente deprimida y no tiene ganas de bajar la basura, en ese momento lo que quiere no es bajar la basura, ni por asomo. Lo que quiere esa persona es tener la casa limpia, aunque en el aquí y ahora no lo vea. De lo contrario, se le acumularán las bolsas de basura.
6. Usa autoinstrucciones
Otra estrategia que te puede ayudar es darte autoinstrucciones. Hablarte a ti mismo o a ti misma ayuda a que seas consciente de que, en realidad, puedes elegir lo que hacer. Manejar el diálogo interno también es importante para tener un buen autocontrol. Por ejemplo, si te has propuesto correr cinco kilómetros y a los dos el cuerpo te pide parar, autoinstrucciones del tipo: “Vamos, sigue”, “Tú puedes”, “No pares ahora”, son bastante eficaces a la hora de cumplir con objetivos pequeños.
7. Ponte objetivos a corto plazo
Esos objetivos pequeños son los que te llevarán a alcanzar tus grandes metas. Por ejemplo, si corres hoy cinco kilómetros, es porque antes has corrido uno o dos. O, si quieres dejar de gestionar tu tristeza a través del alcohol, deja de hacerlo día a día. De esta manera, cuando mires atrás dentro de un tiempo, podrás decir que lo has logrado. Igualmente, de esta manera, aumentarás la motivación por la meta que te hayas puesto.
8. Practica mindfulness
El mindfulness una práctica muy beneficiosa en múltiples áreas de la vida. Una de ellas es el manejo del control de impulsos. Al trabajar en el presente, es decir, en el aquí y ahora, te ayuda a manejar las sensaciones y emociones, tanto las agradables, como las desagradables. Así, al ser consciente de ellas podrás permitirte esa parada y alargar ese tiempo que tienes para actuar. Practica un rato cada día. Puedes hacerlo tanto de manera formal (con prácticas guiadas o en cursos) como de manera informal (ej.: mindful-eating o poner atención plena en la comida que comes, atención plena al caminar, cada pisada; atención plena en los olores; atención plena en los sonidos), activando todos tus sentidos.
Conclusiones
El control de impulsos, por tanto, puede tener muchos beneficios. Por ejemplo, te ayuda a afrontar situaciones emocionalmente estresantes y desde la conciencia y, por lo tanto, con mayor eficacia. Te permite observar tus pensamientos con mayor claridad, mejora tu manera de relacionarte y vincularte con el resto de la gente, tomando mejores decisiones, no solo en lo profesional, sino también en lo personal u otras áreas.
Por otra parte, tendemos a confundir el autocontrol con el control. Querer controlarlo todo no es por tener control de impulsos. Cuando lo quieres controlar todo, incluso lo incontrolable, vas a sentir mucho malestar. Sin embargo, cuando aceptas que no puedes controlarlo todo y te lanzas al descontrol, ahí es, realmente, cuando puedes poner en funcionamiento tus habilidades de control de impulsos.
En definitiva, el control de impulsos es saber parar, observar, pensar y actuar en consonancia con el contexto que te rodea en un momento determinado. Por otro lado, nos gustaría señalar que tampoco hay que culparse si esto no nos sale siempre y a la primera. Como hemos dicho, el autocontrol es algo que se aprender. Lo aprendemos en la infancia cuando nos enseñan a autorregularnos, enseñanza que no todo el mundo ha recibido bien.
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Si al leer este artículo te has dado cuenta de que la falta de control de impulsos te dificulta tomar decisiones, mantener hábitos saludables o alcanzar tus metas, es el momento de hacer un cambio.
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