Es habitual que a lo largo de la relación de pareja haya momentos de menor deseo sexual. Esto no tiene que preocupar demasiado; el día a día con horarios repletos de responsabilidades explican que haya «rachas» de menor deseo. El problema surge cuando la falta de apetencia sexual se mantiene en el tiempo sin que la situación cambie en algún momento, aunque sí lo hagan las circunstancias.
A menudo, tras la falta de deseo en la pareja hay otras causas más profundas, siendo éste la punta del iceberg.
¿Qué es el deseo sexual inhibido?
El deseo sexual inhibido se caracteriza por la falta de apetencia sexual, manifestándose en:
- Descenso o nada de lubricación, en el caso de la mujer,
- Dificultad para alcanzar la erección en el hombre,
- Tensión a la hora de mantener la relación sexual y
- Ausencia de fantasías eróticas.
Este estado mantenido en el tiempo, dentro de la relación de pareja, puede derivar en sentimientos de culpa, distanciamiento afectivo y problemas de comunicación. Llegados a este punto siempre es conveniente consultar con un sexólogo especializado, antes de que la ansiedad generada dentro de la relación de pareja vaya a más.
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A menudo hay otras causas detrás del deseo sexual inhibido, siendo éste la punta del iceberg; incomunicación, alguna «deuda histórica» o enfado soterrado no sacado a la luz, problemas con la familia política, discusiones constantes o alguna inseguridad o complejo físico o personal, son algunas de las posibles causas de la falta de deseo.
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