Aprender a gestionar bien los conflictos es clave para desenvolverse correctamente en contextos muy variados de la vida. Sirve tanto para hacer amigos como para trabajar en equipo, e incluso para aprender de los demás sin dejar que la lucha de egos nos arrastre.
En este artículo encontrarás diversas ideas clave para saber gestionar los conflictos del mejor modo posible.
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Índice
Gestionar conflictos: ¿Cómo relacionarnos con los conflictos que nos plantea la vida?
Los conflictos forman parte de la normalidad: no son algo en sí algo necesariamente malo o a evitar a toda costa. Allí donde existen interacciones sociales, hay un potencial de que surjan conflictos. Los malentendidos, los choques de intereses… son elementos que no desaparecerán de la vida social a no ser que nos aislemos totalmente, y que forman parte de lo bueno y de lo malo que implica vivir con otros seres humanos.
Ahora bien, hay conflictos más evitables que otros, y desde luego, hay patrones de comportamiento que podemos adoptar para hacer que la mayoría de los que nos encontramos tengan realmente una razón de ser, y que una vez estamos involucrados en uno, lo resolvamos del mejor modo posible.
Así pues, relacionarnos adecuadamente con los conflictos pasa por asumir que son algo normal: ni un tabú, ni algo que hay que ignorar como si no existiera. Podemos adoptar medidas para prevenir las condiciones que dan lugar a las discusiones y las disputas, y también corregir las situaciones de este tipo buscando el consenso en la medida de lo posible.
Empecemos por lo primero; para prevenir la aparición de conflictos en la medida de lo posible, sigue estos consejos.
- Aprende a decir que no: eso te ahorrará muchos malentendidos y situaciones problemáticas.
- Comunica claramente los problemas desde el momento en el que eres consciente de estos.
- Duerme y descansa lo suficiente: eso evitará que te vuelvas fácilmente irritable.
- Elige bien los momentos en los que comunicar lo que dolerá: cada momento requiere un contexto acorde.
- No asumas que los demás sienten hostilidad ante ti: en caso contrario, generarás un efecto de “profecía autocumplida”.
Pautas y consejos para aprender a gestionar conflictos en la vida
Ten en cuenta estas pautas e ideas clave para, poco a poco, ir aprendiendo a gestionar los conflictos que experimentes en tu trabajo, en tus relaciones familiares o de pareja, en tus círculos de amigos, etc.
1. Planta opciones alternativas
Muchos conflictos se enquistan porque una de las partes no ve una salida viable que le permita mantener su dignidad o hacer que sus intereses queden respetados. Ante esto, hay que plantear alternativas en vez de limitarnos a negarle lo que quiere.
2. No alces la voz, aprende a gestionar conflictos de manera asertiva
Es muy importante no alzar la voz más de lo debido; de otro modo, se producirá una “escalada hostil” en este aspecto y la discusión dejará de ser una conversación en la que se aborda un problema, para pasar a ser una lucha de egos. Si es la otra persona la que alza la voz, no la imites, y céntrate en pedirle que vuela a usar un tono adecuado, sin abordar el contenido de lo que dice hasta que no lo haga.
3. Detecta las necesidades tras las demandas del otro
Debajo de la literalidad de lo que el otro dice, existen motivos que le llevan a plantear una determinada postura ante un conflicto. Reconoce su existencia, aunque no compartas sus demandas. A partir de ahí, te será más fácil comprender por qué dice lo que dice y hace lo que hace, y ver maneras de buscar el consenso con asertividad que en un primer momento ni te habrías planteado.
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4. Si ha dejado de ser un diálogo productivo, aplaza la discusión
Si hace un rato que no progresáis hacia una solución y os limitáis a luchar, invita a la otra persona a seguir hablando sobre ello en otro momento, para que vuestra frustración y/o enfado no obstaculice aún más la comunicación asertiva. Concreta mínimamente, indicando fecha y hora y lugar.
5. Si hay daños a reparar, no evites esa conversación
Los conflictos no tienen por qué ser resueltos solo con palabras: a veces hace falta pasar a la acción para reparar los daños causados (en la medida de lo posible). En muchos casos este es un elemento imprescindible para corregir injusticias y facilitar que la persona que se ha visto perjudicada deje de sentirse vulnerable y expuesta a nuevos ataques.
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Referencias bibliográficas:
Caballo, V. E. Manual de evaluación y entrenamiento de las habilidades sociales. 2005. Editorial siglo XXI.
Castanyer, O. (2003). La asertividad: expresión de una sana autoestima. Bilbao: Descleé de Brouwer.
Zucker, D. (2014). Tools for Productively Managing Conflict. Journal of Investigative Medicine, 60(5): pp. 776 – 778.