No decimos nada nuevo si afirmamos que, en general, los adolescentes toman decisiones más arriesgadas que los adultos. Pero, para comprender en profundidad a qué se debe esta circunstancia, tenemos que bucear en la mente de un adolescente y contemplar la serie de cambios biológicos, sociales y psicológicos que afectan a su comportamiento durante esta etapa.
La adolescencia es un periodo en que las personas exploramos nuestros límites y consolidamos habilidades. Por otro lado, durante esta etapa es común cuestionar las reglas impuestas por el núcleo cercano y la sociedad, con el objetivode hallar la propia senda de crecimiento. Si a ello añadimos que el adolescente se encuentra en constante búsqueda de recompensa inmediata, podremos entender por qué su situación emocional está inusualmente exaltada.
A nivel biológico, todo ello deriva de los vaivenes hormonales propios de la edad, el desarrollo de las zonas del cerebro y la producción de neurotransmisores. A nivel social, es crucial comprender que el adolescente necesita hacerse un camino más allá del círculo familiar, por lo que empieza a distanciarse de sus padres o cuidadores. Se produce una identificación con sus “iguales”, es decir, los demás adolescentes; es por ello por lo que en esta etapa es difícil tener criterio propio y se tiende a seguir lo marcado por los amigos y los “colegas”. El adolescente es muy crítico con su familia adulta, pero no tanto con sus “iguales”, en un intento de encajar con ellos.
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¿Cuál es la causa de que los adolescentes tomen decisiones de riesgo?
Así, el adolescente no se encuentra capacitado para gestionar de forma responsable los riesgos que suponen ciertas decisiones, puesto que carece de las herramientas de los adultos. En el artículo de hoy, te hablamos sobre las causas de todo ello.
Las causas biológicas y psicológicas: el cerebro durante la adolescencia
Lo más importante es entender que, durante la adolescencia, el cerebro está en pleno desarrollo. Por tanto, es imposible pedir que trabaje como lo hace un cerebro adulto. Este desarrollo cerebral se produce por etapas; la última de ellas es la corteza prefrontal (donde se gesta la planificación, la inhibición de los impulsos y el autocontrol), por lo que todas estas funciones son habilidades tardías. Se calcula que, aproximadamente, la zona prefrontal acabasu desarrollo entre los 25 y los 27 años, una edad, como podemos ver, muy lejana ya de la adolescencia. El estudio «Desarrollo cerebral y asunción de riesgos durante la adolescencia» de Antonio Oliva Delgado (2012) explica que este proceso gradual genera un desequilibrio entre el razonamiento y la motivación, lo que aumenta la impulsividad y la propensión a asumir riesgos.
Sin embargo, la parte más “emocional” del cerebro, el sistema límbico, se desarrolla mucho antes. Podemos comprender, pues, por qué en la toma de decisiones de los adolescentes prima muchísimo más lo emocional e impulsivo que las reflexiones.
Por otro lado, tenemos los neurotransmisores. La dopamina se segrega abundantemente en esta etapa, y por ello los circuitos denominados “de recompensa” se encuentran más activos. El adolescente, pues, tenderá a escoger situaciones que le proprcionen placer inmediato, desdeñando por el camino el riesgo que esto conlleve. La falta de consideración al riesgo se incrementa cuando el adolescente se encuentra en su grupo.
La oxitocina es otro neurotransmisor clave durante esta etapa. Es la responsable de los vínculos sociales y, en conjunción con la dopamina, produce sensación de recompensa al contraer vínculos sociales. Por ello, para el adolescente es sumamente trágico el ser excluido de su grupo; biológicamente, se activa en su cerebro una respuesta parecida a la que tendría si se hallara en situación de amenaza física.
Por último, la serotonina también se encuentra desequilibrada durante este periodo. Así se explica por qué los adolescentes están constantemente cambiando de estado de ánimo, y también incluye las variaciones en sueño y apetito. Hay que tener esto especialmente en cuenta, porque si los niveles de serotonina en esta etapa son muy bajos, pueden desarrollarse trastornos psicológicos, como los trastornos alimentarios o la depresión.
A modo de resumen, podemos afirmar que, durante la adolescencia, el cerebro incrementa las conexiones, pero se encuentra en un estado de desarrollo y, por tanto, es psicológicamente vulnerable.
Amigos y toma de decisiones temerarias en la adolescencia
En el ámbito social, es muy importante la red social en la que se mueve el adolescente. Ya hemos comentado cómo sus “iguales”, es decir, los amigos y compañeros de su edad, son cruciales en su desarrollo, y pueden influir de forma tanto negativa como positiva.
Los adolescentes distinguen con claridad el “bien” del “mal”, pero su alta emocionalidad y la influencia que pueden ejercer en ellos sus relaciones puede interferir en sus decisiones. Así, un estado alterado o un entorno negativo puede llevarlos a realizar acciones temerarias y peligrosas. Es más; los adolescentes tienden a cometer más actos de riesgo si sus “iguales” están pendientes de ellos.
Por ejemplo, en consulta, Marcos, de 14 años, me contó que se subió a una moto sin casco porque sus amigos lo animaron y no quiso quedar como “el aburrido”. Aunque sabía que era una decisión arriesgada, el deseo de pertenecer al grupo pesó más en ese momento.
Cuando está solo, el adolescente posee mayor capacidad de reflexión y de control. Sin embargo, y debido a la importancia de la comunidad durante esta etapa, cuando el joven se encuentra rodeado de sus amigos será mucho más difícil que pueda regular sus impulsos y sus emociones. En estas situaciones, la llamada “red socioemocional” sufre una gran activación, lo que dificulta la autorregulación y resulte interesante valorar la ayuda profesional por un psicólogo especialista en adolescentes.
¿Qué podemos hacer para ayudarles a tomar decisiones?
Aunque en la adolescencia la persona intenta evadirse del “control” de los mayores, sigue siendo crucial la presencia activa de una figura adulta para garantizar un correcto desarrollo. Esta figura no debe ser autoritaria, sino estar basada en la comprensión; de lo contrario, el adolescente puede rebelarse en contra.
¿Qué podemos hacer para ayudarles a tomar decisiones? A continuación, te contamos algunas ideas que pueden serte útiles.
- Primero, es necesario enseñarles a identificar cuáles son las situaciones arriesgadas. Por otro lado, acompañarlos en la experimentación de la novedad sin que resulte un perjuicio para ellos es igualmente importante. No se trata de prohibirles experimentar, sino de que asegurarse que lo hacen bien.
- Interesarse sinceramente por su opinión, sus gustos y sus preocupaciones.
- Ayudar al adolescente a reconocer sus emociones y darles validez, así como a las de los demás.
- Acompañarlos en su toma de decisiones y, sobre todo, respetarlas.
- Respetar su modo de ver la vida, aunque a veces no estemos de acuerdo.
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Referencias bibliográficas:
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Seymour, B.; Daw, N.; Dayan, P.; Singer, T.; Dolan, R. (2007). Differential Encoding of Losses and Gains in the Human Striatum. Journal of Neuroscience 27(18): pp. 4826 – 4831.
Steinberg, L. (2008). A Social Neuroscience Perspective on Adolescent Risk-Taking. Developmental Review, 28(1): pp. 78 – 106.