Consejos para padres de niños con problemas de conducta. Los problemas de conducta en niños y niñas son una realidad que experimentan día a día muchos padres y madres. En casos extremos, este fenómeno es el producto de un trastorno psicológico que aparece en los menores. Dicha alteración puede ser principalmente en dos tipos: el trastorno de conducta y el trastorno negativista desafiante.
En este artículo veremos algunos consejos que pueden adoptar los padres y las madres para criar y educar a un hijo que presenta problemas de conducta en su etapa infantil, teniendo en cuenta que la mejor manera de lograr cambios es acudir a psicoterapia.
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Índice
Consejos para tratar problemas de conducta en niños
Aunque los problemas de conducta pueden llegar a ser la expresión de varias psicopatologías (especialmente las dos que hemos visto), solo los profesionales de la salud mental están cualificados para ejercer un diagnóstico. En cualquier caso, y paralelamente a la atención psicológica profesional, es bueno que los padres y madres adopten varias estrategias que propicien los cambios en la manera de comportarse del/la pequeño/a de la casa.
El papel de los padres en la crianza de los niños es fundamental, puesto que son la principal figura de referencia y con los que pasan la mayor parte del tiempo. Por este motivo, es esencial que los padres sepan cómo tratar para lograr la mejora del comportamiento de su hijo. En este sentido, el principal modo de intervención consiste en intentar modificar la conducta del niño y volver a hacer un nuevo aprendizaje de conductas que sean más funcionales y adecuadas.
Así, algunos de los consejos psicológicos a tener en cuenta son los siguientes:
- Si vas a aplicar castigos, explica su porqué y asegúrate de que entiende por qué los usas.
- Compórtate siempre de manera coherente a las normas que fijas, o les restarás valor.
- No te centres solo en castigar; es muy importante aplicar también recompensas, aunque sean simbólicas.
- Crea un entorno social positivo que motive al/la pequeño/a a cambiar: por ejemplo, habla a los demás de sus logros mostrando satisfacción y orgullo.
- Evita que todas nuestras conversaciones sean interrogatorios o no querrá hablar contigo; que sepa que puede contar con tu ayuda y tus consejos
Los problemas de conducta en la infancia más comunes
Los comportamientos negativos más comunes en los niños y adolescentes son los siguientes.
1. Rabietas
Cuando no consiguen lo que quieren tienden a gritar, patalear y llamar la atención en general. En adolescentes, pueden aparecer conductas agresivas si no consiguen su objetivo.
2. Mutismo
Cuando guardan silencio o responden sólo con monosílabos impidiendo la comunicación en la familia.
3. Demanda constante de atención
Cuando necesitan que se esté pendiente de ellos en todo momento, observando todo lo que hacen o jugando siempre con ellos, sin dejar apenas espacio o tiempo para los adultos.
4. Falta de autonomía
Cuando no son capaces o no quieren hacer cosas propias de su edad y siempre demandan que los padres sean quienes lo terminen haciendo. No hay que olvidar que cualquier extremo es negativo. Por lo tanto,el exceso de autonomía también puede ser un problema, ya que el niño debe seguir un aprendizaje paulatino según su edad y su desarrollo.
5. Dificultad para prestar atención
Cuando parece que no atienden a lo que se les dice, no escuchan, o si escuchan no hacen las cosas que se les piden.
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Técnicas efectivas para modificar conductas disfuncionales
Con el propósito de disminuir la conducta inadecuada, se pueden implementar estas técnicas de carácter conductual.
1. Extinción
Esta técnica consiste en la desaparición de un refuerzo que anteriormente sí que se presentaba. El refuerzo podría ser algo material o simplemente vincularse con recibir mayor atención.
En las primeras prácticas de esta estrategia podemos observar un aumento de la conducta, fenómeno denominado estallido de la atención, dado que el sujeto confundido trata de incrementar el comportamiento para recibir la recompensa, pero es necesario que mantengamos esta técnica sin administrar el refuerzo.
2. Castigo positivo
Aunque no es de las estrategias más recomendadas y es mejor probar primero con otras, también podemos vincular un estímulo aversivo con la realización de la conducta negativa para que esta disminuya. En todo caso, el castigo no debería basarse en la violencia.
3. Castigo negativo
En este caso la terminación “negativo” nos indica que lo que se observa es la desaparición de un estímulo que antes se presentaba posteriormente a la conducta que tratamos de reducir. En este caso, al tratarse de castigo, el estímulo retirado es positivo, algo que le gusta al niño o a la niña.
4. Refuerzo diferencial
El refuerzo diferencial consiste en reforzar conductas diferentes a la conducta que queremos disminuir. Aunque existen distintos modos de procedimiento, el más adecuado consiste en reforzar aquellas que sean más funcionales, evitando que adquiera otras que no sean positivas.
5. Coste de respuesta
Esta técnica es similar al castigo negativo, pero en este caso es necesario dejar que el sujeto acumule refuerzos para que así le podamos ir extrayendo o quitando según su conducta.
6. Tiempo fuera
Como bien nos indica el nombre, esta técnica consiste en sacar al niño del ambiente reforzante, que no tenga acceso al contexto o lugar en el que quiere estar.
El tiempo implementado variará según la edad del menor; si tiene menos de 8 años se incrementará un minuto por año de edad. Así, si tiene 5 años deberá estar 5 minutos en tiempo fuera. Cuando el niño ya es mayor se puede optar por una duración variable, de 5 a 20 minutos.
Del mismo modo, también variará la manera de aplicación según si se escoge realizar aislamiento (en este caso llevamos al niño a otro lugar menos reforzante, a otra habitación) o si se opta por hacer exclusión o no exclusión (en ambos casos el niño se queda en el mismo lugar, pero en la primera estrategia no podrá ver a los demás o el refuerzo; en cambio, en la segunda sí que se le permitirá ver).
Un ejemplo que puedo compartir es el caso de un niño de seis años que golpeaba a su hermano menor cuando jugaban. Su madre comenzó a implementar la técnica de ‘tiempo fuera’, llevándolo a una silla específica y explicándole: ‘Este es un momento para que pienses en cómo podemos jugar sin lastimarnos’. Después de unas semanas, notó una gran mejora en la forma en que manejaba su frustración.
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Técnicas para fomentar conductas positivas
Del mismo modo que existen estrategias para disminuir las conductas negativas, también trataremos que los niños con problemas conductuales desarrollen comportamientos positivos o funcionales. En este sentido, estas técnicas que veremos a continuación ayudan mucho.
1. Refuerzo positivo
El refuerzo positivo consiste en presentar un estímulo positivo después de la conducta adecuada con el propósito de que ésta aumente. Preferiblemente, el estímulo positivo debería darse justo después de que el niño o niña realice la acción que queremos promover, para que de esa manera ambas cosas queden asociadas en su memoria.
2. Refuerzo negativo
El refuerzo negativo consiste en la retirada o no presentación de un estímulo de valor negativo. Al desaparecer la consecuencia aversiva, la conducta incrementará. A pesar de su nombre, no debemos confundir esta técnica con el castigo; recuerda que este último se usa para intentar que la persona deje de realizar una acción.
3. Moldeamiento
El moldeamiento trata de reforzar pequeñas aproximaciones a la conducta final que queremos lograr. Premiaremos conductas que se acerquen a la conducta que queremos establecer, para facilitar un cambio progresivo sin generar una reacción desafiante.
4. Desvanecimiento
La técnica de desvanecimiento consiste en instaurar una conducta utilizando una ayuda (esta fase se conoce como aditiva), para posteriormente retirarla cuando la conducta ya ha sido aprendida (en la fase sustractiva). Por ejemplo, se pueden usar las instrucciones dadas por el padre o la madre de manera que al principio sea fácil realizar una rutina, para poco a poco ir dejando de dar este apoyo. De este modo, el pequeño no se desmotivará al asumir que ese cambio exige mucho esfuerzo y resulta intimidante desde un inicio.
5. Encadenamiento
En el encadenamiento aprovecharemos conducta que el niño ya sabe hacer para ir reforzando su combinación y así poder realizar finalmente una conducta más compleja. Es decir, se parte de un patrón de comportamiento que ya existe y se le van añadiendo capas de complejidad o sofisticación.
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Reflexiones finales para padres
Educar a un niño con problemas de conducta es un reto, pero no imposible. La clave está en mantener la paciencia, ser constante y buscar apoyo cuando sea necesario. Recuerde que cada pequeño avance cuenta y, con el tiempo, los cambios positivos serán más evidentes.
Para un enfoque más integral, considere combinar estas estrategias con apoyo profesional, como la terapia infantil, para asegurar el bienestar emocional y conductual del niño.
¿Te preocupa cómo gestionar los problemas de conducta de tu hijo?
Si este artículo te ha hecho reflexionar sobre los desafíos que enfrentas como padre o madre y sientes que necesitas orientación para abordar los problemas de conducta de tu hijo de manera efectiva, buscar apoyo profesional puede marcar la diferencia en el bienestar de tu familia.
En Avance Psicólogos, colaboramos con un equipo de psicólogos especializados en el manejo de problemas de conducta infantil, estrategias de crianza positiva y fortalecimiento de vínculos familiares.
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Referencias bibliográficas:
American Psychiatric Association -APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid. Panamericana.
Rodríguez, P.J.; Santamaria, M.T.; Figueroa, A. (2010) Guía didáctica: Trastorno del comportamiento. Servicio Canario de la Salud. Gobierno de Canarias. Consejos para padres de niños con problemas de conducta
Sampascual, G. (2007). Psicología de la Educación. Madrid: UNED. Consejos para padres de niños con problemas de conducta