La soberbia es un concepto que se encuentra más en el ámbito social, el filosófico e incluso el religioso, pero en Psicología tiene que ver con algunos constructos como la excesiva autoestima (llegando a la arrogancia y el exceso de autoconfianza) y el narcisismo (la preocupación excesiva con la propia importancia y el hecho de sentirse especial o superior).
A veces es difícil saber cuál es el nivel adecuado de autoestima, por eso hay autores que distinguen entre el orgullo “sano” (la capacidad de apreciarnos) y el hibris: la dificultad para mostrar humildad. Este segundo tipo de orgullo es el que se asociaría al concepto de soberbia.
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Índice
¿Qué es la soberbia y cómo afecta tus relaciones?
La soberbia es una actitud de superioridad en la que la persona siente que está por encima de los demás, tanto en ideas como en capacidades. A diferencia de la arrogancia, que puede aparecer en situaciones concretas, la soberbia suele ser más constante y profunda, moldeando la manera en que alguien se relaciona con su entorno. Esta sensación de estar «por encima» puede llevar a despreciar las opiniones ajenas o restarles importancia, lo que limita el crecimiento personal y profesional.
En las relaciones, la soberbia distancia y genera conflictos, ya que dificulta el reconocimiento de errores o la empatía con las emociones de los demás. Las personas que rodean a alguien soberbio pueden sentirse invisibilizadas o desvalorizadas, lo que afecta la calidad de las interacciones y puede provocar rupturas en lazos importantes. Aprender a reconocer y trabajar esta actitud permite construir relaciones más equilibradas, basadas en el respeto mutuo y la apertura emocional.
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Comportamientos de una persona soberbia
A continuación vamos a ver ocho rasgos habituales de las personas que suelen presentar patrones que calificaríamos coloquialmente como “soberbios”.
1. El egocentrismo
La soberbia puede venir frecuentemente acompañada de un nivel alto de autoconciencia. De nuevo, como sucede cuando hablamos de la alta autoestima, esto en principio no tendría por qué ser algo negativo, ¿no es así? Al fin y al cabo, la autoconciencia es la capacidad para monitorear los propios eventos privados (pensamientos, emociones, etc.) y ser consciente de la propia individualidad.
Sin embargo, esto puede volverse problemático cuando el hecho de reconocerse como un ser separado de los demás con su experiencia propia se vuelve excesivo, hasta el punto de tenerse en cuenta sólo a sí y desentenderse del resto de personas. Por eso, cuando hablamos de egocentrismo, nos referimos a la tendencia a dar una importancia mucho mayor a los propios pensamientos, sentimientos y experiencias que a los de otras personas.
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2. La búsqueda de estatus social
Podría parecer que a las personas que muestran actitudes o gestos de soberbia debería importarles poco o nada lo que piensen de ellas, si es que tan centradas están en sí mismas. No obstante, la soberbia es un aspecto más social de lo que podría parecer a priori y tiene mucho que ver con la manera de relacionarse.
Cuando una persona tiende a “darse importancia”, es probable que no sólo haga esto con sus percepciones sobre sí misma sino que busque que su imagen social concuerde con tal percepción. Esto puede traducirse en conductas muy diversas, desde exhibir posesiones caras hasta buscar asociarse con personas que disfrutan de reconocimiento social.
3. La expresión frecuente del orgullo
Suele decirse que lo opuesto a la soberbia es la modestia. Precisamente por esto, quienes muestran un patrón de comportamientos soberbios podrían tender más a presumir y vanagloriarse. O sea, que es frecuente que exhiban conductas como la de ensalzar los logros propios en mucha mayor medida que los de otras personas.
De hecho, algunos estudios sobre patrones de conducta relacionados con la soberbia (como el narcisismo o el ya mencionado hibris) han investigado la cantidad de tiempo y espacio que tienden a ocupar las personas que muestran más estos patrones. Así, se ha observado que pueden tender a acaparar más tiempo en una conversación hablando sobre sí mismas o a ocupar más espacio en el papel cuando han de firmar.
4. La demanda de reconocimiento
Como ya hemos podido ver antes, la soberbia no sólo tiene que ver con la percepción elevada que una persona pueda tener sobre sí misma, sino también con la percepción que desea que el resto de la sociedad tenga sobre ella. Por eso la aprobación del grupo puede ser también algo que se busque mucho en estos casos.
De esta manera, las personas que muestren estos rasgos relacionados con la soberbia podrían ser más proclives no sólo a enaltecer sus éxitos, sino también a esperar que las otras personas los aplaudan en igual medida. Algunas personas pueden mostrarse ofendidas cuando esto no ocurre o reprochar que no se les elogie como les gustaría.
5. Las estrategias de dominación
Algunos estudios han relacionado el hibris, el tipo de orgullo que se asocia a la soberbia, con algunas conductas agresivas. Esto tiene que ver con lo mencionado en el punto anterior acerca de la búsqueda de estatus social. Cuando las personas con este tipo de perfil se encuentran en una posición de determinado estatus o poder es posible que empiecen a relacionarse de manera dominante.
En este sentido, las estrategias de dominación podrían tomar forma de conductas de intimidación y/o amenazas con el objetivo de mantener dicho estatus social. Estas conductas se han observado especialmente dirigidas hacia las personas a las que consideran de estatus inferior. Un ejemplo muy claro sería el de la persona que asciende en una empresa y comienza a mostrarse dominante con quienes están “por debajo”, pero también puede observarse este comportamiento en otros ámbitos.
6. El distanciamiento de otras personas
Como hemos ido viendo a lo largo del artículo, los comportamientos de soberbia solapan en ciertos aspectos con lo que en Psicología se entiende por un perfil narcisista. Una de las características que habitualmente se mencionan al hablar de este tipo de tendencias es la actitud de sentirse especial y diferente al resto. En ciertas ocasiones, esto se traduce en una menor empatía y cercanía con las personas del entorno.
En algunos casos, este distanciamiento puede traducirse en una ausencia de muestras de compasión y/o de comportamientos prosociales; es decir, es menos probable que estas personas se acerquen o ayuden a quienes lo necesitan.
7. La tendencia a la comparación
Es cierto que la soberbia puede ir, como ya hemos visto, de la mano del egocentrismo y de la idea de ser alguien “especial”. No obstante, todas las personas vivimos en sociedad y es por ello que cada cual tiene sus referentes. En el caso que nos ocupa, las personas que tienden a mostrarse más soberbias podrían pretender compararse con aquellas que consideran más fuertes, inteligentes, atractivas o meritorias.
De la misma manera, la comparación también podría servir para desmarcarse y resaltar por encima de la población general. Así, también desde la soberbia se podría buscar la comparación con personas consideradas inferiores para diferenciarse de ellas.
8. El desprecio hacia los logros ajenos
Esta última característica sería la otra cara de la moneda de una que ya ha aparecido antes en esta lista: la expresión de orgullo y la exaltación de los propios méritos. Algunos estudios han observado cierta correlación entre el mencionado orgullo tipo hibris y la tendencia a restar importancia a los logros de otras personas.
Este comportamiento no aparece en todos los casos, pero en algunas personas sí puede darse cuando ven amenazado su protagonismo. Rebajando los méritos ajenos podrían volver a desmarcarse y, de nuevo, dar más importancia a sus propios logros.
¿Es posible cambiar la soberbia?
Todos estos comportamientos son modificables, pero para poder cambiarlos es necesaria la colaboración y el trabajo de la propia persona. Es habitual que las personas que muestran conductas de soberbia no las perciban como un problema precisamente porque, como ya hemos mencionado, es más difícil que hagan una autocrítica real.
Cuando no hay una toma de conciencia por parte de la persona de los problemas que ocasionan estos comportamientos, lo más frecuente es que sean las personas de su entorno, las que sufren más las consecuencias, las que piden ayuda. De poco suele servir decirle a alguien que tiene que trabajar en terapia y cambiar… si no le conviene cambiarlo. Por eso, en lugar de la confrontación directa, suele ser útil tratar de hacerle ver a la persona las consecuencias negativas que podría traerle ese patrón de comportamiento.
Si buscas terapia psicológica
Si te identificas con alguno de los puntos mencionados o los identificas en alguna persona de tu entorno cercano y te causa problemas, siempre puedes solicitarnos apoyo psicológico. Estos problemas no resultan fáciles de resolver, pero con trabajo siempre hay margen de cambio.
En Avance Psicólogos colaboramos con un gran equipo compuesto por psicólogos especialistas en autoestima que pueden brindarte la ayuda que necesitas. Ofrecemos sesiones por videoconferencia y también presenciales en nuestras consultas de Madrid. Puedes llamarnos y nuestro personal estará encantado de informarte y asesorarte en lo que te haga falta.
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Referencias bibliográficas:
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Dickens, L. R., y Robins, R. W. (2020). Pride: A meta-analytic project. Emotion. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/emo0000905
Meagher, . R. et al. (2015). Contrasting self-report and consensus ratings of intellectual humility and arrogance. Journal of Research in Personality, 58, 35-45.
Wubben, M., De Cremer, D. y Van Dijk, E. (2012). Is pride a prosocial emotion? Interpersonal effects of authentic and hubristic pride. Cognition and Emotion, 26(6), 1084-1097.