La violencia que se ejerce sobre una persona repercute seriamente en su vida. Los niveles de angustia y malestar, así como los daños psicológicos y físicos, inciden en su vida diaria, y esta influencia negativa puede conllevar serias secuelas.
Las relaciones de tipo abusivo, sea del tipo que sean (familiares, entre jefe y trabajadores, entre los miembros de una pareja…) se caracterizan por poseer una asimetría relacional, pues uno de los dos miembros obtiene beneficio de la relación abusiva, mientras que el otro sólo consigue perjuicio.
En el siguiente artículo vamos a detallar los tipos de abuso existentes y cuáles son las características de cada uno, así como sus consecuencias en la víctima.
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Índice
¿Qué es el abuso?
El abuso es cualquier acción que causa daño físico, emocional, psicológico o económico a otra persona, generalmente en una relación desigual de poder. Puede manifestarse en distintos ámbitos, como el familiar, laboral o social, y no siempre es evidente, ya que algunas formas son sutiles y progresivas. No se limita a la violencia física; el abuso psicológico, emocional y económico también dejan secuelas profundas. Identificarlo a tiempo es clave para prevenir sus consecuencias y proteger a las víctimas.
Tipos de abuso y sus características con ejemplos
A continuación, encontrarás una lista de los tipos de abuso más importantes junto con sus características.
1. El abuso de poder
Se trata del tipo de abuso más habitual, que suele tener lugar en el trabajo (aunque podemos encontrar casos en el seno familiar). El abuso de poder sucede cuando una persona en un grado subordinado recibe una conducta hostil de la persona que posee el “poder”, en forma verbal o no verbal y de manera sostenida. Es decir, la situación puede darse en el caso de un padre/madre que se comporta hostilmente con su hijo/a, o en el caso de un jefe/a que mantenga una conducta de este tipo con un empleado.
Algunos ejemplos de conducta hostil son:
- Humillaciones públicas
- Gritos y agresiones verbales
- Amenazas directas o indirectas
- Exclusión deliberada
- Imposición de tareas injustas o humillantes
- Decisiones arbitrarias sin considerar el bienestar de la víctima.
Diversos estudios han comprobado que las víctimas de un abuso de poder en el lugar de trabajo son más propensas a abandonar el empleo y que, las que no lo hacían, era por motivos económicos de necesidad. Por otro lado, el abuso en el trabajo está ligado con una menor satisfacción en el empleado (tanto a nivel laboral como vital), un mayor nivel de estrés y menor compromiso tanto hacia la empresa como a nivel afectivo.
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2. El abuso psicológico
La violencia no es sólo física, también se ejerce en el ámbito psicológico (que, además, suele ser un paso previo al abuso físico, puesto que la violencia física no suele darse sin que haya habido casos de abuso psicológico anterior). Lo más grave de este tipo de abuso es que suele venir de personas que son figuras de referencia y apoyo para la víctima.
A veces, el maltrato psicológico se alarga en el tiempo y se vuelve crónico sin que medie abuso físico por medio. Pero, al contrario de lo que mucha gente cree, esto no mitiga el sufrimiento; el abuso psicológico afecta enormemente a la salud mental y puede tener secuelas considerables, equiparables al maltrato físico. De hecho, que una de las partes de la relación tenga un apego dependiente y la otra parte sea abusiva es una mezcla demoledora que destruye la autoestima.
Otro de los agravantes del abuso psicológico es que, por lo general, es mucho más sutil que el físico, por lo que a menudo es difícil de detectar. Esto hace que no se puedan poner soluciones rápidas y tempranas y que el maltrato se haga crónico.
Algunas señales del abuso psicológico incluyen:
- Descalificaciones constantes
- Manipulación emocional
- Gaslighting (hacer dudar a la víctima de su percepción)
- Amenazas veladas
- Aislamiento social forzado
- Control excesivo sobre decisiones personales
3. El abuso físico
Se trata de la manera más “evidente” de maltrato. A menudo implica a padres que abusan físicamente de sus hijos, pero también lo encontramos en relaciones de pareja o incluso en gente desconocida.
La salud de las víctimas de este tipo de abuso se ve seriamente deteriorada, pero no sólo a nivel físico; también encontramos secuelas de índole psicológico (autoestima baja, ansiedad, depresión, intentos de suicidio…).
Este tipo de abuso puede ocurrir en distintos entornos:
- En el hogar, dentro de la familia
- En relaciones de pareja
- En espacios públicos o privados, a manos de extraños o conocidos
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4. El abuso de confianza
El abuso de confianza en entornos laborales se caracteriza por obtener ciertos beneficios con algo que no pertenece a la persona en cuestión. En los casos más graves puede convertirse directamente en hurto o robo.
En el abuso de confianza existe alguien a quien se le han otorgado unos derechos (es decir, la confianza de la otra persona) y una conducta abusiva por la cual esta persona usa estos derechos para su propio beneficio, a todas luces ilegítimo.
Ejemplos comunes de abuso de confianza incluyen:
- En el ámbito laboral: uso indebido de información o recursos
- En relaciones personales: manipulación económica o emocional
- En el ámbito familiar: mal uso de bienes o patrimonio compartido
5. El abuso sexual
Es un tipo de abuso muy degradante que afecta seriamente la salud mental de la víctima, especialmente si se trata de niños. Las secuelas no son siempre inmediatas, pues también pueden surgir a largo plazo; entre ellas, un mayor riesgo de padecer trastornos mentales.
El abuso sexual no sólo afecta a la víctima, sino también al entorno familiar y a la sociedad, por lo que es necesario y urgente situar esta problemática en el calendario de la salud pública. Las personas tienen pleno derecho a decidir libremente acerca de su sexualidad, por lo que cualquier coacción en este sentido es abuso sexual y es necesario identificarlo.
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Cómo actuar ante una situación de abuso
Si sospechas que alguien está sufriendo abuso o tú mismo eres víctima, es fundamental actuar cuanto antes. Algunas medidas clave incluyen:
- Identificar el abuso: Reconocer que lo que está sucediendo no es normal ni aceptable.
- Buscar apoyo: Hablar con familiares, amigos o profesionales especializados.
- Denunciar el abuso: Dependiendo del caso, acudir a las autoridades competentes.
- Priorizar la seguridad: En casos de abuso físico o sexual, alejarse del agresor lo antes posible.
- Acceder a terapia: El apoyo psicológico es esencial para superar las secuelas del abuso.
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¿Sientes que estás atrapado en una relación abusiva?
Si este artículo te ha ayudado a identificar señales de abuso en tu vida y sientes que te están afectando, buscar apoyo profesional puede ser el primer paso para recuperar el control.
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Acuña Navas, M. J. (2014). Abuso sexual en menores de edad: generalidades, consecuencias y prevención. Medicina Legal de Costa Rica, 31(1), 57-69.
Momeñe, J., Jáuregu, P., & Estévez, A. (2017). El papel predictor del abuso psicológico y la regulación emocional en la dependencia emocional. Behavioral Psychology/Psicología Conductual, 25(1).