Existen varios tipos de trastornos alimenticios; se conocen más técnicamente con el nombre de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Se trata de un conjunto de patologías de origen multifactorial y que pueden alcanzar distintos grados de gravedad. El momento vital más habitual de diagnóstico de este tipo de trastornos es la pubertad, aunque se han llegado a detectar algunos TCA en edades tan jóvenes como los cuatro años. Los TCA se encuentran entre los trastornos con mayor prevalencia en la población adolescente.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria pueden ser una gran preocupación para las familias, puesto que se ha observado que ostentan la tasa más alta de mortalidad de todos los trastornos psicológicos y psiquiátricos; las personas con algún TCA tienen un riesgo entre seis y 12 veces mayor de sufrir una muerte prematura en comparación con la población general. Esto no tiene que ver sólo con los efectos que la malnutrición tiene en la salud física, sino también con el hecho de que los TCA muestran una correlación preocupante con conductas de autolesión y suicidio. Para comprender un poco mejor cómo funcionan, qué puede llevar a ellos y cómo se pueden prevenir y tratar, vamos a examinarlos un poco más de cerca en este artículo.
Índice
Los trastornos de la conducta alimentaria
Los primeros casos de trastornos alimentarios de los que se tiene constancia se detectaron alrededor de 1870. En este momento no se contaba con el concepto de Trastorno de la Conducta Alimentaria y, al observar que se daban en su mayor parte en mujeres, se diagnosticaron como “histeria” (un término médico obsoleto que se utilizaba como cajón de sastre para etiquetar conductas consideradas inadecuadas en las mujeres).
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La incidencia de los TCA se ha visto incrementada en los últimos años, algo que podría deberse o bien a un aumento real de los casos o a una mejora en su detección. Se estima que alrededor de un 3% de la población adolescente presenta algún tipo de trastorno como la anorexia o la bulimia y que, posiblemente, un 6% padece variantes clínicas. Algunos estudios han recogido datos que apuntan a que aproximadamente la mitad de adolescentes en España de 15 y 16 años consideran su peso como demasiado alto, lo cual supone un factor de riesgo para el desarrollo de un TCA.
Clasificación de los TCA
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son diversos y complejos, por lo que en cada persona pueden desarrollarse de diferente manera en función de su historia, su entorno, sus características, etc.
No obstante, los manuales diagnósticos proponen distintos tipos de trastornos alimenticios en algunos patrones observados en pacientes con comportamientos problemáticos relacionados con la comida y la búsqueda del control del peso y/o la imagen corporal.
Anorexia nerviosa
La principal característica de la anorexia es la restricción en la ingesta de calorías con relación a los requerimientos basales (o sea, comer menos de lo que se necesita); hace tiempo la pérdida de peso que sucedía en muchos de estos casos se tomaba como criterio diagnóstico, pero a día de hoy se ha comprobado que hay tanto personas anoréxicas que encajan en el estereotipo de “delgadez extrema” como personas anoréxicas con un aspecto “saludable”. Por eso son más relevantes otros síntomas, como que la persona muestre una alteración de su percepción corporal o un gran miedo a ganar peso (algo que se ve, por ejemplo, si hace muchos comentarios al respecto).
Se ha observado que, en personas anoréxicas, el ayuno reduce la ansiedad y esto es uno de los principales factores de mantenimiento del problema. Por ejemplo, si una persona afectada por la anorexia está en un momento estresante (ya sea por una cuestión relacionada con la comida o no) el ayuno puede darle una mayor sensación de control y provocar así un alivio temporal de su malestar, algo que empeora a medida que avanza la desnutrición.
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Bulimia nerviosa
La bulimia también puede tener un componente restrictivo, aunque el elemento que mejor la caracteriza es el patrón de atracón y purga. Esto consiste en la pérdida de control en momentos de ansiedad que se calma momentáneamente consumiendo grandes cantidades de comida en un periodo muy corto, seguida de un comportamiento purgativo o compensatorio para reducir el malestar por haber comido.
Esto se da de manera cíclíca e incluye ejemplos como la inducción de vómitos, el uso de laxantes o la realización de sesiones intensas de ejercicio físico.
Trastorno por Atracones
También se conoce como Trastorno Alimentario Compulsivo. Al igual que sucede con la bulimia, se caracteriza por episodios de ingesta descontrolados pero sin conductas de purga o compensación en este caso.
Las personas afectadas sienten una gran falta de control a la hora de consumir comida, llegando por ejemplo a comer cantidades muy superiores a las que necesitan incluso aunque no tengan hambre. En algunos casos también es frecuente comer a escondidas, puesto que se trata de un comportamiento que frecuentemente acarrea gran culpa y vergüenza.
Pica, Rumiación y Trastorno de Ingesta Evitativa/Restrictiva de Alimentos
Existen otros comportamientos patológicos relacionados con la ingestión que se salen de los tipos de trastornos alimentarios más conocidos. Por ejemplo, la Pica consiste en la compulsión de masticar o chupar sustancias no nutritivas (como la tiza o el yeso, la tierra, el papel o la ceniza). En el Trastorno de Rumiación sí se ingieren alimentos, pero la persona los regurgita para volver a tragarlos, masticarlos o escupirlos.
El Trastorno Evasivo/Restrictivo de Alimentación (ARFID, por sus siglas en inglés) es el TCA más nuevo en los manuales diagnósticos. Describe pacientes que evitan o restringen mucho la comida aunque, a diferencia de en la anorexia, no es por una cuestión de peso o imagen; puede darse, por ejemplo, por miedo al vómito o al atragantamiento.
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Otros Trastornos de la Conducta Alimentaria
Cuando existe alguna otra forma de alteración de la alimentación que no encaja en los tipos de trastornos alimenticios anteriores suele usarse la etiqueta Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado (por sus siglas en inglés, EDNOS).
Existen autores que han propuesto otros posibles trastornos alimenticios como la Ortorexia, descrita como la “obsesión” por consumir únicamente alimentos considerados saludables. No obstante, categorías como esta no se han visto suficientemente respaldadas como para ser incluidas en los manuales diagnósticos.
Causas y prevención de los Trastornos de la Conducta Alimentaria
Los trastornos alimenticios son complejos y no pueden atribuirse a una sola causa, sino a la suma de varios factores de riesgo. Algunas investigaciones valoran la posibilidad de que exista una cierta predisposición genética a sufrir algunos de ellos, aunque también existen factores psicológicos de gran influencia; ejemplos de esto son experimentar otro problema de salud mental (como un trastorno de ansiedad, depresión, Trastorno por Estrés Postraumático, adicciones o Trastorno Obsesivo Compulsivo), así como mostrar tendencia al perfeccionismo y/o la impulsividad. Entre los factores sociales se encuentra la exposición a imágenes que presentan el canon de belleza en medios de comunicación y redes sociales, la “cultura de la dieta”, los comentarios de personas del entorno sobre el propio cuerpo o la presencia de amistades y/o familiares que muestran gran preocupación por la imagen corporal.
Conociendo estos factores de riesgo, como medidas de prevención podríamos citar el abstenerse de realizar comentarios sobre el peso o el cuerpo de otras personas (lo que incluye no felicitar a alguien por haber perdido peso o estar más “en forma”), moderar el nivel de exigencia en el ámbito familiar y académico, fomentar el desarrollo de una autoestima adecuada (especialmente en ámbitos no relacionados con la apariencia física) o promover una visión crítica de los cánones de belleza.
Tratamiento de los TCA
El manejo multidisciplinar de los distintos tipos de trastornos alimenticios es fundamental, ya que frecuentemente requieren tanto un tratamiento médico como terapia psicológica. La detección temprana por parte del personal de Pediatría es un punto de partida importante, puesto que facilita la pronta intervención aumentando así su probabilidad de éxito. Otro de los factores más relevantes es la participación de la familia, ya que serán quienes ayuden a monitorizar y modificar algunos de los patrones de comportamiento problemáticos que se den en la vida cotidiana (respecto a la alimentación, el ejercicio físico, la evacuación, etc.). Además de un seguimiento nutricional, el tratamiento puede incluir terapia farmacológica (en algunas ocasiones), terapia de grupo y Terapia Cognitivo Conductual para modificar comportamientos de control y evitación, actitudes perfeccionistas, problemas de autoestima o distorsión de la imagen corporal y posibles trastornos comórbidos.
Pese a que los TCA son serios y leer estos datos puede ser muy preocupante, hay que resaltar que existe una buena tasa de recuperación. En Avance Psicólogos ponemos a tu disposición los servicios de nuestro equipo colaborador de Psicología y Psiquiatría en caso de que lo necesites. Ofrecemos terapia psicológica presencial en Madrid y terapia online, así que no dudes en preguntarnos.
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Referencias bibliográficas:
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