Escuchar las palabras “trastorno psicótico” puede provocar mucha preocupación y miedo, ya que se concibe como lo que coloquialmente se ha llamado “locura”. Es cierto que los trastornos psicóticos se engloban en la categoría de trastornos mentales graves, pero es necesario diferenciar mitos y realidades para poder conceptualizarlos correctamente y comprenderlos mejor. Cuando se habla de un síntoma psicótico se hace referencia a una manifestación de algún tipo de disfunción cognitiva o de la percepción (como las alucinaciones y los delirios); por otra parte, si ya hablamos de un trastorno psicótico en sí mismo nos estaríamos refiriendo a una condición en la que estos síntomas se dan siguiendo una serie de criterios diagnosticables.
A día de hoy sigue sin existir un consenso sobre cómo definir la psicosis, ya que se trata de un constructo muy complejo formado por diversas dimensiones sintomáticas: por ejemplo, a las mencionadas alucinaciones y delirios se suman los “síntomas negativos” (como la anhedonia o el embotamiento emocional), el lenguaje desorganizado y conductas psicomotrices fuera de la norma. Sin embargo, la manifestación de estos síntomas puede variar mucho entre casos. Las psicosis suelen clasificarse en tres grandes grupos: psicosis idiopática, psicosis originada por condiciones médicas (como algunas enfermedades degenerativas) y psicosis inducida por consumo de sustancias (ya sean drogas o fármacos).
Índice
Causas y consecuencias del trastorno psicótico
Pese a que el trastorno psicótico es ampliamente diagnosticado, todavía no se ha encontrado una causa clara; es decir, no se ha hallado un mecanismo etiológico o un marcador patognomónico que le dé explicación. Sí se han observado algunos patrones de evolución temporal coincidiendo con el tipo de psicosis y su edad de inicio: los más comunes como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión con síntomas psicóticos suelen empezar a manifestarse entre los 20 y los 40 años, mientras que los trastornos delirantes tienden a desarrollarse en la mediana edad y las psicosis causadas por trastornos neurodegenerativos (como el Alzheimer) aparecen en las últimas décadas de la vida; por otra parte, las psicosis debidas al consumo de sustancias o a condiciones médicas pueden darse en cualquier momento y de manera más abrupta.
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Existe la percepción de que las personas afectadas por algún trastorno psicótico son peligrosas (muchas veces hemos visto y oído en medios de comunicación que se menciona esta condición cuando se producen ciertos ataques violentos). Pese a que es cierto que las personas afectadas tienen un 68% de probabilidades de cometer una agresión en comparación con el 49% de la población general, son muy vulnerables: tienen mayor probabilidad de ser víctimas de violencia (38% en tres años), verse sin hogar (5% de prevalencia anual), caer en adicciones (74%) y cometer intentos de suicidio (34,5%).
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Tipos de trastorno psicóticos y factores de riesgo
Los criterios que se utilizan para definir los trastornos psiquiátricos y psicológicos van revisándose y cambiando. Actualmente, la OMS incluye en su clasificación CIE la categoría de Trastornos Psicóticos Agudos y Transitorios, un episodio corto de psicosis que puede remitir en tres meses o menos (y que se divide a su vez en seis subtipos). La Asociación Americana de Psiquiatría también ha introducido en el manual diagnóstico DSM el Trastorno Psicótico Breve, un episodio de duración inferior a un mes del que se puede tener una recuperación total. Esto indica que los trastornos psicóticos ya no se observan únicamente como condiciones crónicas.
A pesar de que se ha buscado la causa de los trastornos psicóticos principalmente a nivel neurológico y genético, existen diversas variables sociales que se consideran factores de riesgo. La precariedad socioeconómica, las situaciones de desigualdad y las condiciones inestables de vida se asocian a una mayor incidencia. Los hombres son más vulnerables a sufrir este tipo de afección, así como las personas más jóvenes. Vivir en latitudes altas y entornos urbanos también parece guardar relación con una incidencia mayor. Asimismo, las personas migrantes y sus descendientes son una población especialmente vulnerable.
Síntomas y diagnóstico del trastorno psicótico
En el primer nivel de análisis para el diagnóstico de un trastorno psicótico se incluyen las características más generales del trastorno psicótico: síntomas positivos (alucinaciones y delirios), síntomas negativos (anhedonia, retraimiento social, indiferencia emocional, abulia y expresión emocional restringida), lenguaje y/o comportamiento desorganizado, alteraciones psicomotoras, déficits neurocognitivos, sintomatología afectiva y alteraciones en el funcionamiento personal, social y ocupacional. Además de los síntomas, este primer nivel de evaluación debe incluir las variables sociales de riesgo y el estigma de la propia condición.
El segundo nivel de análisis comprende los factores de personalidad en los que se enmarcan los síntomas mencionados y que podrían explicar la comorbilidad con otras dificultades: las estrategias de afrontamiento, las habilidades de regulación emocional, las dificultades interpersonales y los problemas de identidad. En el tercer nivel de análisis se tienen en cuenta los esquemas interpersonales y su relación con los dos niveles anteriores; los esquemas son las redes de información y conocimientos con que se organizan e interpretan las ideas sobre la propia persona, el resto de la gente y el mundo en general, las cuales activan diversas respuestas fisiológicas, emocionales y conductuales.
Tratamientos para el trastorno psicótico
El tratamiento de un trastorno psicótico frecuentemente incluye tanto medicación como terapia psicológica. En cuanto a la parte farmacológica, los medicamentos que más se han estudiado son los neurolépticos atípicos: risperidona, olanzapina y amisulpride. Existe una gran heterogeneidad en la respuesta al tratamiento farmacológico y la eficacia de los antipsicóticos de tercera generación se ha mostrado inconsistente. Algunas personas continúan experimentando síntomas psicóticos a pesar de la medicación y alrededor de la mitad sí responden al tratamiento, aunque sus efectos pareccen decaer con el tiempo. Debido a estos resultados moderados y a algunos efectos secundarios, la tasa de abandono de la terapia farmacológica es de aproximadamente un 50%. Actualmente se están estudiando otras vías como los suplementos alimenticios de ácidos grasos omega-3.
En cuanto a la terapia psicológica, el tratamiento de primera elección es la Terapia Cognitivo Conductual; se trata de un enfoque de tiempo limitado y orientado al presente que enseña al paciente la relación entre pensamientos, emociones y comportamiento. Esto requiere que terapeuta y paciente colaboren en el desarrollo de una conceptualización común del problema a trabajar para establecer objetivos y pongan en práctica estrategias y técnicas con las que reducir o paliar los síntomas. Algunas de estas técnicas incluyen la psicoeducación, la búsqueda de explicaciones a los síntomas, la reinterpretación de alucinaciones, la reestructuración de pensamientos, las pruebas de realidad y las estrategias de afrontamiento. Estas técnicas han mostrado eficacia frente a los síntomas negativos, los delirios y las alucinaciones; además, la terapia psicológica parece ayudar a acortar los ingresos hospitalarios y mejorar el funcionamiento social.
Conclusiones
A pesar de que no existe un acuerdo claro en la conceptualización y el tratamiento de los trastornos psicóticos, sí deben tenerse claros los objetivos: en todo momento las prioridades son garantizar la seguridad de la persona, contener los síntomas en la medida de lo posible y generar un mínimo grado de estabilidad psicopatológica. Para lograr esto es importante incluir en el proceso al paciente como agente activo, así como a su familia en lo posible.
Las personas afectadas por algún tipo de trastorno psicótico sufren con frecuencia una gran estigmatización. Esto, sumado a los efectos de los síntomas del propio trastorno puede afectar en gran medida a su calidad de vida, por lo que resulta fundamental que las personas encuentren un grado de empoderamiento en el curso de su tratamiento.
Asistencia psicológica y psiquátrica en trastorno psicótico
Al tratarse de un trastorno complejo, cualquier trastorno psicótico requerirá un tratamiento complejo. Es por esto que se requiere la colaboración de profesionales de la Psiquiatría, la Psicología, e incluso en ocasiones la Educación Social o la Terapia Ocupacional; a esto se ha de unir la colaboración de la familia siempre que se pueda y, por supuesto, la participación activa de la propia persona.
Avance Psicólogos cuenta con especialistas de Psicología y Psiquiatría en Madrid y online en su equipo para ofrecer apoyo y tratamiento tanto a personas afectadas por este tipo de dificultades como a familiares y otras personas cercanas. Las sesiones de terapia pueden llevarse a cabo tanto en remoto como presencialmente en Madrid. Para más información sobre nuestros servicios, puedes consultar en nuestra página web o utilizar cualquiera de nuestras vías de contacto.
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