Son muchas las mujeres que llegan a psicoterapia con síndrome de estrés postraumático tras un parto traumático. Es el trauma postparto.
Sumidas en profundos sentimientos de tristeza y miedo tras el parto, acuden a terapia psicológica, sin entender muy bien lo que les está pasando.
El abordaje obstetra en hospitales, no contempla en la mayoría de las ocasiones, un enfoque mínimamente preventivo desde el punto de vista psicológico, que atienda a los posibles daños emocionales que el protocolo en este tipo de partos requiere. Es comprensible que la urgencia en un parto de riesgo lo dificulte, pero siempre es posible implantar una serie de sencillas medidas que pueden disminuir y mucho, los riesgos de traumatizar el parto.
Para evitar un trauma postparto, es fundamental siempre que se pueda, favorecer el primer contacto físico madre-hijo tras el parto, e informar en todo momento a la madre de la evolución de su hijo.
A menudo, los síntomas que desencadena el parto traumático se confunden con una depresión postparto, sin embargo, son claramente los síntomas de un estrés postraumático.
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Síntomas del parto postraumático
- Ansiedad.
- Depresión.
- Crisis de pánico.
- Imágenes intrusivas y recurrentes del parto.
- Pesadillas.
- Llanto incontrolado.
- Sentimientos de extrañeza o desapego con el bebé en algunos casos, no siempre.
- Miedo a futuros embarazos.
- Evitación de estímulos relacionados con el parto: hospitales, personal médico, etc.
- Sentimientos de incapacidad, culpa e incomprensión.
Considero conveniente entender en profundidad los sentimientos que suele generar un parto traumático, ya que en ellos están las claves para mejorar la atención en estos casos.
La mayoría de las mujeres que entre lágrimas y aterradas me han contado su experiencia en terapia, relatan una secuencia de sucesos en los que la violencia de las técnicas empleadas durante el parto, generan un sentimiento de cosificación, del que les cuesta mucho restablecerse en los meses siguientes.
La deshumanización del proceso les genera un sentimiento de “no cerrar un ciclo vital”, de no haber dado a luz o parido si no de «expulsar abruptamente». Este no cerrar el ciclo vital, es fundamental desde la psicoterapia al favorecer futuras somatizaciones y otras expresiones o malestares psicológicos.
También desde el punto de vista fisiológico tendrá una importante repercusión en la mujer y en cómo vivencia su maternidad:
- El pánico durante el parto y el estrés, junto al sentimiento de frustración del proceso natural del parto, no favorece la segregación de los esperados niveles de oxitocina que ayudan a generar el apego con el bebé; en su lugar los niveles de cortisol u hormona del estrés prevalecen. A esto se añade, que en muchos casos no pueden tener ese primer contacto inmediato con su hijo, por lo que el miedo a la pérdida vivido durante el parto se mantiene y aumenta la posibilidad de sufrir un síndrome de estrés postraumático.
Los sensaciones de despersonalización, extrañeza, ira, sentimientos de impotencia, de invasión o avasallamiento e incomprensión y enfado con el personal médico y desconfianza, se mantienen durante meses y pueden empeorar si no son tratados adecuadamente o la mujer no encuentra un modo de restablecerse psicológicamente.
En estudios realizados a mujeres con estrés postraumático postparto, se sugiere que la sensación de atentar contra su integridad física es subjetiva, sin corresponderse con la atención obtenida durante el parto. Lo que me parece criticable de esta conclusión es que una vez más se responsabiliza a la mujer del resultado del proceso y quita importancia a las posibles carencias durante el abordaje obstetra, como si el resultado de trauma dependiera de rasgos de personalidad de la mujer.
De nuevo se culpabiliza a la mujer y no se entiende la obligatoriedad de síntomas que todo ser humano desencadenaría ante una situación traumática. Esto desemboca en sentimientos de culpa e incapacidad durante la crianza del hijo y en el mantenimiento de los síntomas de estrés postraumático. En muchas ocasiones el miedo a un siguiente embarazo, determina la decisión de tener más hijos.
La enfermera Cheryl Tatano Beck, investigadora y uno de los máximos exponentes sobre la depresión postparto, describe los sentimientos de la mujer durante un parto traumático como “miedo intenso, desamparo, pérdida de control y horror” al sentir el peligro por la pérdida de su hijo o de su propia vida.
El trauma puede ser tan permanente que según Beck tras los resultados de sus investigaciones, cada aniversario o cumpleaños del hijo, mujeres que sufrieron el parto traumático lo reviven y aumenta la ansiedad.
El conocimiento de estos resultados puede ayudar enormemente a la prevención del estrés postraumático tras un parto difícil.
Prevención del trauma postparto
- Informar a la mujer en todo momento de lo que está ocurriendo y cómo se va a proceder, haciéndole sentir partícipe y acompañada.
- Intentar que siempre que se pueda, tengan un primer contacto físico con su hijo tras el parto.
- Garantizar la mayor libertad de movimientos posible.
- Que la mujer pueda decidir si quiere estar acompañada por la pareja o algún familiar, son algunas de las medidas más cruciales para minimizar los riesgos de traumatizar el parto.
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Referencias bibliográficas:
Cheryl Tatano Beck y Jeanne Watson Driscoll, “Postpartum Mood and Anxiety Disorders: A Clinician´s Guide”, 2005