Tripofobia: ¿qué es y por qué te genera rechazo?

Tripofobia: qué es, por qué ocurre y cómo tratarla

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Un panal de abejas, los tentáculos de un pulpo o la estructura de un pimiento por dentro pueden generar aversión a algunas personas. La tripofobia es una fobia muy curiosa porque es el rechazo a una forma geométrica cuya estructura se repite, como las que acabamos de mencionar. Normalmente, es a los agujeros, pero pueden adoptar distintas formas.

No es de las fobias más conocidas, pero sí de las más interesantes. El caso es que podrías estar sufriendo tripofobia y no lo sabías. Por otro lado, si ya sabes qué es y qué es lo que te genera aversión quizás no sabes cómo se denomina. La tripofobia es el rechazo, aversión o asco a los agujeros.

En este artículo te queremos contar todo lo que sabemos sobre la tripofobia: qué es, cuáles son sus síntomas, cuáles pueden ser sus causas y cómo se puede tratar en la consulta de psicología.

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¿Qué es la tripofobia?

La tripofobia es un tipo de fobia específica que consiste en la aversión, el rechazo o el asco a ver o estar cerca de elementos geométricos y con patrones repetitivos. Esto puede ser un panal de abejas o los agujeros que tienen algunas plantas o la colocación de las semillas de algunos vegetales. Se conoce más coloquialmente como la fobia a los agujeros, pero lo cierto es que esa aversión puede surgir ante cualquier forma geométrica.

La tripofobia puede generar miedo, aunque la emoción más común suele ser el asco. El asco abruma a la persona al ver esos patrones repetitivos y hasta el punto de retirar la mirada o no ingerir ciertos alimentos. Se trata de un miedo irracional a estructuras o superficies agujereadas o con patrones repetitivos.

Esta fobia no está incluida en los manuales diagnósticos de psiquiatría, como el DSM o el CIE. Sin embargo, se puede clasificar dentro de las fobias específicas. Existen un montón de fobias específicas y, las más raras, como es la tripofobia, no suelen ser una limitación en la persona que la sufre. Esto es porque este tipo de fobias, con tal de evitar el estímulo fóbico, es suficiente. Y, por lo general, los panales de abejas o ese tipo de plantas son bastante evitables en la vida de una persona occidental.

Síntomas de la tripofobia

Los síntomas que aparecen en un episodio de tripofobia son los siguientes:

  • Aceleración del ritmo cardíaco (taquicardia)
  • Sudoración excesiva
  • Sensación de repulsión o asco intenso
  • Deseo de apartar la mirada o huir del estímulo
  • Dificultad para respirar o sensación de opresión en el pecho
  • Escalofríos o picazón en la piel

En realidad, son los síntomas típicos de un ataque de ansiedad. Solo que, en lugar de ocurrir de manera repentina, los síntomas de la tripofobia se dan cuando se imaginan esos agujeros o formas o se están ante ellos. Como decíamos la reacción más común es sentir asco y evitar a toda costa exponerse a esos estímulos. En casos extremos, los ataques de pánico son muy intensos y se llegan a sufrir incluso picores en la piel u otras somatizaciones, pero esto son excepciones.

Causas de la tripofobia

La causa más común de una fobia específica es que se haya tenido alguna vez una o varias malas experiencias con el estímulo temido y que eso haya provocado el miedo irracional. En el caso de la tripofobia resulta complicado imaginar qué mala experiencia puede haber tenido alguien con una serie de figuras repetitivas.

Para la tripofobia no tenemos evidencia científica que demuestre cuáles son las causas de esta fobia específica. Algunas teorías explican que las personas con tripofobia asocian ese tipo de representaciones con una enfermedad o, incluso, con la muerte. Otra teoría apunta que se trata de una respuesta primitiva del cerebro en la que asocia los animales venenosos (ej.: una cobra).

Lo más curioso es que, según diversos estudios, casi ninguna persona con tripofobia ha sufrido un evento traumático que explique su miedo a los agujeros u otras figuras geométricas. Tampoco se ha encontrado ninguna explicación a nivel biológico o neuronal. Por lo tanto, el tratamiento se centrará en ponerle solución más que en las causas.

Tratamiento de la tripofobia

En la mayoría de los casos, la tripofobia no interfiere significativamente en la vida cotidiana de las personas. Sin embargo, si el malestar es intenso y afecta actividades diarias, es recomendable buscar tratamiento psicológico.

1. Terapia cognitivo-conductual (TCC)

El enfoque más efectivo para tratar la tripofobia es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a reducir la ansiedad y la aversión mediante:

  1. Exposición gradual: Consiste en exponerse progresivamente a imágenes o patrones tripofóbicos en un entorno controlado, comenzando por los menos perturbadores y aumentando la intensidad poco a poco.
  2. Reestructuración cognitiva: Se trabajan los pensamientos irracionales asociados a la fobia , ayudando a reinterpretar el estímulo de una manera menos amenazante.
  3. Técnicas de relajación: Estrategias como la respiración diafragmática o la atención plena (mindfulness) pueden ayudar a gestionar el malestar.

Quizá te interese: Etapas de la terapia cognitivo-conductual para tratar fobias

2. Otros enfoques terapéuticos

Si la tripofobia forma parte de un malestar emocional más amplio, enfoques como la terapia humanista pueden ayudar a trabajar la aceptación de las emociones y mejorar el bienestar general.

Sin embargo, dado que los estímulos tripofóbicos suelen ser evitables en la vida cotidiana, muchas personas no sienten la necesidad de tratarla.

Conclusiones…

La tripofobia es una fobia específica poco común y que no suele generar un malestar grave en quien lo sufre. El tratamiento más eficaz contra las fobias específicas, como la tripofobia, es el cognitivo-conductual y la técnica más empleada sería la exposición en imaginación y en vivo progresivamente. Esto técnicamente se llama desensibilización sistemática.

¿Es estrictamente necesario que una persona con tripofobia vaya a terapia? La respuesta más sensata es: depende. Si es algo que limita la vida de la persona, lo ideal es que acuda. Pero como venimos diciendo, en la tripofobia, los estímulos fóbicos son evitables y esta evitación no suele traer consecuencias negativas graves.

Además, pongamos por caso que una persona que se dedica a la apicultura sufre tripofobia. Lo más probable es que dicha persona, al principio, lo pasaría mal y tendría continuos deseos de que su jornada laboral acabe cuanto antes. Sin embargo, también es muy probable que, a base de exponerse (es decir, de estar todos los días con panales de abejas), su ansiedad se fuera reduciendo poco a poco, hasta el punto de que la tripofobia deje de existir. En el caso, de que no fuera así, sí sería recomendable acudir a terapia.

¿Quieres tratar tu tripofobia?

Si tu caso es de esos extremos en los que sufres síntomas de ansiedad demasiado desagradables también te recomendamos iniciar una terapia cognitivo-conductual. Por otro lado, si la tripofobia es síntoma de un malestar psicológico más complejo, también es muy recomendable que acudas a una terapia, pero con un enfoque más humanista, que te ayude a analizar, comprender y aceptar. En Avance psicólogos podemos ayudarte si lo necesitas. Tenemos más de 25 años de experiencia y colaboramos con psicólogos especialistas en fobias que te pueden atender tanto de forma online como presencial.

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Referencias bibliográficas:

Sierra Olmo, Á. (2021). Tripofobia:¿ fobia real o malestar visual?.

Ellas, T. Tipos de Tripofobia: Tratamiento y Reconocimiento.

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). Arlington, VA: Publicación Psiquiátrica Americana.

Bonet, J. I. C. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para las fobias específicas. Psicothema, 447-452.

Jiménez Pardo, A. F. (2022). Enfoque conductista en el manejo de fobias (Bachelor’s thesis, Quito: Universidad Tecnològica Indoamèrica).

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autora del artículo

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Por Brenda Ruano Bodemer

PSICÓLOGA SEXÓLOGA COLEGIADA M-34490

Brenda Ruano Bodemer (Madrid, 1993) se graduó en Psicología por la UCM. Trabaja en la consulta privada desde 2016. Desde entonces, lleva formándose en distintos ámbitos de la psicología: Máster en Sexología, educación sexual, asesoramiento y terapia sexual (UCJC, IUNIVES), Máster en Psicología General Sanitaria (Universidad de Nebrija). Título en Psicología Afirmativa en Diversidad Sexual y de Género (COP). Además de la consulta privada, ha trabajado en centros de día de adicciones y, actualmente, imparte talleres de Educación Sexual en institutos y da formación a profesores sobre Educación Sexual.

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