La violencia intrafamiliar es un fenómeno con el que, por desgracia, los psicólogos tratamos con relativa frecuencia al ayudar a nuestros pacientes.
En este artículo veremos las características de este fenómeno y sus implicaciones como desencadenante de problemas psicológicos.
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Índice
¿Qué es la violencia intrafamiliar?
En España, se considera violencia intrafamiliar a toda forma de violencia física o psicológica ejercida entre los miembros de una familia, siempre que no cumpla las características de la violencia de género (violencia ejercida por un hombre contra una mujer, manteniendo una relación sentimental o habiéndola mantenido).
Es decir, que esto incluye toda clase de ataques contra la integridad física de una persona, o bien contra su estabilidad psicológica y su dignidad. Así, algunas formas de violencia que pueden incluirse dentro de esta categoría son las siguientes:
- Violencia física: aquella capaz de dejar heridas detectables en un examen médico.
- Violencia psicológica directa: incluye ataques directos contra la persona a través de los símbolos y del lenguaje: insultos, difamación sistemática, etc.
- Acoso: implica invadir la privacidad de la víctima de manera sistemática, intentar mantener el contacto con ella de manera no deseada y/o causándole una gran sensación de inseguridad e intimidación.
- Violencia sexual: basada en la vulneración de la intimidad sexual de la víctima, o en su corrupción en caso de vulnerabilidad psicológica.
- Manipulación emocional: incluye aspectos como hacer que la persona dude de su propia salud mental o capacidad de percibir la realidad.
Tal y como su nombre indica, en la violencia intrafamiliar la víctima y el victimario forman parte del mismo contexto familiar, teniendo vínculos de sangre o bien siendo familia política. Este aspecto hace de esta clase de violencia especialmente dañina en un sentido tanto cuantitativo como cualitativo.
En un sentido cuantitativo, porque en muchas ocasiones, el hecho de formar parte del mismo ámbito familiar o de convivencia hace que la víctima esté expuesta al agresor en muchas ocasiones y durante largos periodos, y en un sentido cualitativo, porque el hecho de que existan vínculos afectivos relacionados con la familia hace que la víctima sea muy vulnerable y le puedan quedar muchas secuelas psicológicas.
Secuelas psicológicas de la violencia intrafamiliar
La psicoterapia entra en escena cuando las autoridades ya se han encargado de poner en marcha todo el proceso necesario para poner a salvo a la víctima de violencia intrafamiliar; es decir, que el apoyo psicológico no debe ser considerado una manera de “sobrellevar” la situación de ataques repetidos.
En la primera fase, se realiza un examen psicológico en busca de posibles trastornos que puedan ser diagnosticados, e incluso si no hay alteraciones psicopatológicas que cumplan los criterios que aparecen en los manuales de diagnóstico, se trabaja para dar apoyo a la persona, permitiéndole que se adapte a la nueva situación y se la ayuda a gestionar sus relaciones personales asociadas directa o indirectamente con su ámbito familiar.
En lo relativo a los trastornos psicológicos que pueden surgir a raíz de una situación de violencia intrafamiliar, los más habituales son los siguientes.
1. Estrés postraumático
En casos de este tipo, la persona sufre “flashbacks” relacionados con sus recuerdos de esas experiencias de violencia, evocándolas de una forma muy vívida y sintiéndose mal.
2. Fobias
Otra de las secuelas habituales adoptan la forma de fobias: la persona aprende a “temer” cierta clase de estímulos, los cuales le hacen entrar súbitamente en un estado de elevada ansiedad. En muchos casos, estas fobias suelen estar relacionadas con las relaciones sociales o con la sexualidad.
3. Ansiedad generalizada
El hecho de haber sufrido ataques en su propio ámbito familiar, el entorno en el que supuestamente debería sentirse más segura, puede hacer que la persona permanezca durante meses en un estado de ansiedad anormalmente alta incluso sin necesidad de exponerse a un estímulo particular que le haga sentirse así, lo cual se conoce como Trastorno de Ansiedad Generalizada.
4. Depresión
La depresión clínica es en general uno de los trastornos psicológicos más frecuentes, y también lo es en la parte de la población que ha sufrido violencia intrafamiliar. El sentimiento de desasosiego, de falta de esperanza y de indefensión ante el futuro es muy difícil de superar sin contar con apoyo psicoterapéutico.
5. Trastornos de la Conducta Alimentaria
Muchas personas que han sido víctimas de violencia durante su niñez o adolescencia en repetidas ocasiones desarrollan trastornos alimentarios, en parte debido a las inseguridades que desarrollan en lo relativo a su identidad y los complejos con su propio cuerpo. Hay que tener en cuenta que es habitual que las víctimas se culpen de lo ocurrido, dirigiendo hacia su propio comportamiento toda la atención.
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Referencias bibliográficas:
Alcalde Sánchez, M. (2000). El delito de malos tratos físicos y psíquicos en el ámbito familiar. Tirant lo Blanch, Valencia.
Azcárate Mengual, M.A. (2007). Trastorno de Estrés Post Traumático y Daño Cerebral. Madrid: Díaz de Santos.